En 2018, la historia política del país dio un giro de 180 grados. La exigencia social por un lado y la existencia de instituciones electorales revestidas de autonomía dio paso nuevamente a la alternancia. Muchos factores confluyeron para el triunfo del entonces candidato, hoy expresidente Andrés Manuel.
No mentir, no robar y no traicionar al “pueblo” fue el lema que el excandidato acuñó para atraer a los mexicanos, para mover sus emociones (cosa que hizo extraordinariamente durante sus doce años de campaña y los seis que fue presidente); para generarles la esperanza de un país mejor.
El excandidato señaló entonces todos los pecados y errores cometidos, solapados e invisibilizados por los gobiernos que eran encabezados por otras siglas partidistas; la corrupción, los excesos, la vida de lujos, el abismo que había entre el estilo de vida de la clase política (principalmente) y los ciudadanos “comunes”, “de a pie”, como solemos expresarnos regularmente.
Cita el refrán popular ¡y vaya que siempre se cumplen los refranes! que el pez por su boca muere y algo así está pasando con los gobiernos, políticos y personajes del partido Morena, sean auténticos morenistas o importados de otros partidos, a final de cuentas hoy todos actúan bajo las siglas de esa marcay todos están contrariando aquel discurso que posicionaron en el corazón de los mexicanos, empezando por el expresidente y sus hijos.
“No puede haber gobierno rico con pueblo pobre” por supuesto que no se ha olvidado de esa frase ¿verdad? Pues resultó, como era de esperarse, en una falsa promesa, solo una frase para hacernos creer que “ellos” eran diferentes, que cambiarían los vicios y excesos de la clase política que antes gobernaba.
A siete años de distancia del triunfo de Andrés Manuel, vemos que sí puede haber, más que gobiernos, políticos y familia de políticos con pueblo pobre, y cada vez más pobre.
Los botones de muestra en el sexenio de Andrés Manuel fueron muchos, por ejemplo: las casas de Manuel Bartlet, las propiedades de Irma Eréndira Sandoval, el enriquecimiento de Rocío Nahle, la boda de Santiago Nieto, las empresas factureras en la Conade, que administró Ana Guevara, entremuchísimos casos más, sin faltar por supuesto el de la casa gris de su hijo José Ramón López, en Houston.
Hoy, nuevamente asoman la mentira, la manipulación y la incongruencia de Morena y los políticos emanados de sus filas. Los nuevos botones de muestra disfrutan vacaciones en sitios a los que el mexicano con salario mínimo no puede ni siquiera aspirar a visitar algún día. Esos botones se llaman Ricardo Monreal, Mario Delgado, Gerardo Fernández Noroña y ¡oh por Dios! Andy López Beltrán, hijo del expresidente y actual secretario de organización del partido Morena.
Pero ¿qué hay de malo en irse de vacaciones? En eso nada. Lo cuestionable en estos casos son dos cosas:
Primero, cuando se estiman los gastos por unas vacaciones así, en el extranjero y en sitios exclusivos, y se cuantifican los ingresos de los vacacionistas, no cuadran las cuentas; a menos que se tengan otros ingresos, distintos a los de las actividades productivas que se les conocen a estos personajes, lo cual también tendrían que explicar.
Segundo, cuando utilizaste el discurso de austeridad para llegar al poder, no puedes ¡no debes! con tus acciones, enviar un mensaje distinto. Los hechos dicen más que mil palabras y en estos casos, los morenistas gritan a los mexicanos que la austeridad es algo que solo aplica para “el pueblo”, pero no para los políticos de su partido, ¡mucho menos para el hijo del expresidente!
Con estas acciones Andy López dice, con hechos, que tener un solo par de zapatos fue solamente parte de la narrativa desu padre, el expresidente, narrativa que le ayudó a llegar a la presidencia, y grita también con sus hechos, que Morena no rompió con los excesos del pasado, al contrario, llegó al poder para disfrutar de estos excesos.
Hoy, ha perdido sentido el discurso de austeridad del expresidente, ya vimos que no hace falta un avión “que no tiene ni Obama” para caer en excesos. Ya vimos que, en beneficios y enriquecimiento, no han sido “primero los pobres” sino los políticos de su partido y su familia.
“No mentir, no robar y no traicionar” resultaron solo palabras huecas que hoy contradice el actuar de su propio hijo.
Y si como decía el expresidente, todo funciona como el barrido de las escaleras, de arriba hacia abajo, esto sucede también con los políticos de los estados y las ciudades que gobierna Morena, incluida Ciudad Juárez.