En diversa colaboración escribí que en el idioma rumano encontramos la palabra cuib, que se traduce como “nido”. Referí que el salón de clase lo comparo con un cuib, lugar donde los maestros a semejanza de los pájaros, alimentamos a los alumnos con el conocimiento verdadero, herramienta que les dará fuerza para volar y enfrentarse a los problemas que la vida les presenta; agrego, en el ejercicio profesional, lo anterior implica necesariamente motivación.
En algún momento de su vida, los estudiantes frente a situaciones diversas, estímulos o eventos que comprenden reacciones físicas, cognitivas y subjetivas que influyen en su estado de ánimo y comportamiento, han experimentado lo que conocemos como emociones.
Las emociones son respuestas afectivas que experimentamos frente a diversas situaciones; las detectamos en nosotros y en las personas, en ocasiones con verlas al rostro nos damos cuenta que un(a) estudiante esta emocionado(a); aunque no siempre es así, pues la emoción va acompañada de una experiencia subjetiva, es decir, de una experiencia personal, esto a veces hace difícil que detectemos la emoción en las personas.
Concretamente las emociones o "pasiones" son movimientos del apetito sensible que tienen su raíz en la percepción de bienes o males, y que deben estar guiadas y reguladas por la razón para contribuir al bien humano[1], entre estas encontramos la alegría y el entusiasmo.
Las emociones ayudan al estudiante en el aprendizaje, mejoran su concentración, retienen mejor la información; esto lo vemos en el salón de clase, por ejemplo, un(a) alumno(a) motivado(a) se involucra activamente en el desarrollo de la clase, va más allá de lo que el maestro enseña, investiga, analiza, cuestiona, confronta sus ideas para perfeccionarlas o corregir si está en el error.
En el ámbito universitario, particularmente en el salón de clase, las emociones y la motivación tienen un papel trascedente en el rendimiento académico del alumno, y en el general en el bienestar de la comunidad estudiantil.
Sin bien existen algunas causas que pueden disminuir o inhibir la motivación y que no son culpa de los maestros, como la fatiga mental, la sobrecarga académica y falta de apoyo por parte de la familia; también es cierto que una falta de motivación tiene causa en los docentes que imparten clase.
Cuando los maestros influyen en la conducta de los estudiantes, despertando en ellos emociones negativas como la ansiedad, el miedo al fracaso o la frustración, esto genera bloqueo cognitivo, distracción y bajo rendimiento, el alumno por miedo a reprobar evita contradecir al docente o bien evita participar en clase.
Estamos iniciado un ciclo escolar, agosto-diciembre, no olvidemos como maestros(as) que tenemos el deber de hacer que en los estudiantes broten nobles aspiraciones, impulsos generosos hacia su formación, para esto contamos no sólo con el conocimiento, sino también con la motivación, esto con independencia de que también nos sintamos cansados, decepcionados.
La persona docente motivada y con el deseo firme de motivar a los estudiantes a su encargo debe tener el firme compromiso de elevar o revigorizar moralmente a sus alumnos, la formación de una persona que rompa con el homo egoísta. Lo hemos dicho en otras colaboraciones:
El maestro en la enseñanza ha de ser como la sangre que acude luego a la herida sin esperar que la llamen. ¡Sí! porque el maestro que enseña a pensar realiza el acto mayor de amor y de amistad para el(la) alumno(a), porque al enseñarle el conocimiento verdadero y bueno los pone en condición de verdadero progreso, este(a) Maestro(a) no contemporiza con el error, como la sangre no lo hace con la herida, al contrario, da al(a) alumno(a) las llaves que abren su inteligencia al conocimiento verdadero, esa es la mayor muestra de amor y motivación que puede dar un(a) maestro(a) a sus alumnos(as).
Bienvenidos al ciclo escolar agosto-diciembre: UACH.
[1] Maldonado Cañizares, (2023). Las emociones y su afectación en estudiantes universitarios. Revista Ciencias Sociales y Económicas, 7(2), 77-87.
Opinión
Sábado 16 Ago 2025, 06:30
Emociones y motivación en el salón de clase
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Jesús Guerrero
