Hoy dejo en pausa la reflexión sobre temas de comunicación política, para darle paso a esta carta que he escrito para una guerrera.
Siempre he escogido el camino de las palabras escritas para expresarme mejor. Cuando el enemigo es invisible, te toma por sorpresa y, en lo personal, no he sabido a reaccionar a ese ataque silencioso. Por eso, lo hago en esta ocasión y quiero recordarte: lo importante y valiosa que eres para mi vida.
Y así, como este enemigo llegó sin avisar, he sido testigo remoto tu lucha diaria contra él y aunque a veces parezca que nadie lo nota, quiero que sepas que tu esfuerzo y tu coraje inspiran a muchas personas, quienes, también a la distancia, siguen tu lucha.
Creo que no te lo he dicho lo suficiente y quiero que hoy quede constancia: eres un ejemplo de fortaleza, aunque muchas veces no lo percibas así. Has aprendido a levantarte cada mañana, aun cuando el cansancio pesa más que el propio cuerpo, y a mirar hacia adelante, aunque el horizonte se vea borroso.
Es de seres humanos desfallecer, sentirse débil, triste o en soledad. También, se vale sentir miedo, tristeza o enojo. Cuando nadie te ve, sé que has llorado largos momentos que, irónicamente te han liberado y recargado de fuerza; la eterna dicotomía: vulnerabilidad contra entereza, no olvides nunca que ser vulnerable también es de valientes.
Eres una mamá fabulosa; esposa increíble, una extraordinaria amiga y mejor confidente para el chismecito. Eres la suma de múltiples virtudes que te definen como una mujer completísima.
En esa batalla, conozco que a veces, el dolor es tan intenso que parece imposible de soportar. Hay días oscuros y la esperanza parece lejana. Sin embargo, incluso en esos momentos, tu espíritu guerrero se rehúsa a rendirse. Has aprendido a convivir con el dolor, a transformar la angustia en aprendizaje y a convertir la vulnerabilidad en fortaleza. Eres más fuerte de lo que sientes, más valiente de lo que crees y más amada de lo que imaginas. Tu cuerpo es increíble y está luchando por ti. No dejes nunca, de admirar su resiliencia, reconoce cada pequeño avance como una victoria. Cada día que luchas es una victoria. Cada paso te acerca a tu meta, aunque a veces el camino parezca largo y difícil.
No eres completamente valiente: tienes miedo, pero sigues respirando, agradeciendo y confiando. Esa es la verdadera valentía, la que se manifiesta en la perseverancia diaria, en la capacidad de seguir adelante a pesar de las adversidades. Eres un ejemplo de lucha y perseverancia.
Nunca sabes lo fuerte que eres hasta que ser fuerte es tu única opción. En medio de cada dificultad hay una oportunidad. Cualquier mal invisible, no puede paralizar el amor, no puede quebrantar la esperanza, no puede conquistar el espíritu. Tu segunda vida será mucho mejor que la primera, porque has aprendido a valorar cada instante, cada respiro, cada abrazo sincero.
Como quisiera construir atajos para detener la lucha contra el enemigo invisible, pero no es posible.
Entiendo que hay días en los que no quieres hablar.
Hoy te celebro por tu coraje, por tu capacidad de reinventarte y por la luz que irradias incluso en los días más oscuros. Que nunca te falte la fe, que nunca te falte el amor y que nunca te falte la fuerza para seguir luchando. Que encuentres en cada amanecer una razón para sonreír, en cada abrazo o mensaje un motivo para seguir adelante y en cada día una oportunidad para ser feliz. Recuerda siempre que eres valiosa, que tu lucha importa y que, algún día, tu historia será contada. Eres una mujer guerrera, nunca lo olvides.
Inspiras a quienes te rodean, aunque no siempre te lo digan. Tu capacidad de sonreír en medio de la tormenta, de tender la mano a otros aun cuando tus fuerzas parecen agotadas, es un testimonio de tu grandeza. Has aprendido a valorar los pequeños triunfos, a celebrar cada día en el que logras avanzar un paso más, y a reconocer que cada respiro es una victoria.
Has aprendido a escuchar tu cuerpo, a respetar tus límites y a cuidar de ti misma con ternura. Has descubierto que la autocompasión no es debilidad, sino una forma de amor propio que te permite sanar y crecer. Has aprendido a pedir ayuda cuando la necesitas, a aceptar que no siempre puedes con todo y a reconocer que la vulnerabilidad es parte de la fortaleza.
Tu vida es una lección de humildad y coraje. Has enfrentado diagnósticos inciertos, tratamientos difíciles y días en los que la esperanza parecía lejana. Has llorado en silencio, has sentido miedo y has dudado de tus fuerzas, pero nunca has dejado de luchar. Has encontrado en la fe, en la familia y en la amistad los pilares que te sostienen.
Hoy, más que nunca, quiero que sepas que te admiro en cantidades nunca imaginadas. Cada paso que das, por pequeño que parezca, es un triunfo sobre la adversidad. Que cada lágrima, cada sonrisa, cada suspiro, forman parte de un camino único y valioso.
Que nunca te falte la esperanza, que nunca te falte la fe en ti misma y que nunca te falte el amor. La vida es muy generosa, y te seguirá regalando momentos de paz, de alegría y de sanación. Que siempre encuentres en tu corazón la fuerza para seguir luchando, y que nunca olvides que eres muy amada, admirada y súper importante en mi vida.
Te amo, hermana.

ESPRESSO COMPOL
La lucha contra cualquier enfermedad no es una moda. La lucha contra cualquier tipo de cáncer no debe quedar estancada en mes en particular; hay que hacerlo todos los días para prevenir y entender a quienes están en proceso de combate al cáncer.