En mi colaboración del jueves de la semana inmediata anterior (titulada: A partir del año 2025), en los párrafos 1, 2 y 3, asenté lo siguiente: Es de esperar y desear, que el último año (2025) del primer cuarto del S. XXI del Tercer Milenio, como ningún otro inicio de “Año Nuevo”, sea génesis de las ingentes y necesarias transformaciones que aseguren la existencia y presencia, la supervivencia pacífica, democrática, justa e igualitaria, en permanente progreso de todos los seres humanos que pueblan “nuestra” tan expoliada Madre Tierra.
Que, En tal sentido, y a riesgo de ser un tanto o mucho ilusos: Ya no más guardar silencio y permitir que continúe el histórico y nefasto dominio geopolítico del imperialismo capitalista, globalizador, neoliberal y en muchos casos y momentos: neofascista.
Imperialismo capitalista que para impulsar exponencialmente los intereses político-financieros de sus transnacionales, provoca guerras regionales o invade directamente aquellos países que poseen riquezas naturales como el petróleo, el gas, el litio y demás minerales férreos, y ‘preciosos’; primordialmente en Estados-Nación en desarrollo, “dependientes”, “periféricos” o “tercermundistas”, sobresalientemente ubicados en Latinoamérica y el Caribe, África y Asia (Irán, Iraq, Israel –VS- Palestina-Gaza y Siria)…
Y, mire usted, respetable y apreciado lector, cómo a una semana de asentado lo anterior, se confirma que el gobierno de los Estados Unidos, insiste en considerar las elecciones de julio del 2024 en Venezuela, como una oportunidad más, para acusar a su presidente Nicolás Maduro y al gobierno venezolano actual, de alterar los resultados de la elección del 28 de julio; cuando, quienes lo están intentando alterar son los empleados del Departamento de Estado de los USA (que no el noble pueblo norteamericano) y la oposición de la derecha venezolana.
Ha sido público y notorio, que los Estados Unidos, son los que están moviendo los hilos del proceso en el que han alineado a muchas empresas, a casi todas las agencias noticiosas, a los periódicos del ala derecha, a las estaciones de radio y televisión de América Latina y el Caribe, a muchos comentaristas; así como a los partidos políticos conservadores, de las derechas y ultraderechistas (ergo el PAN en los EUM) que sincronizadamente siguen machacando hasta la saciedad, que el Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela no presentó las actas de votación en medio de las denuncias de fraude.
Siendo que el poder electoral (CNE) dictaminó que NICOLÁS MADURO obtuvo 51,95% de los votos; en tanto que el candidato opositor Edmundo González Urrutia, logró solamente el 43,18% de la votación total.
Y como hace décadas ha venido aconteciendo no sólo en Venezuela sino en toda Latinoamérica y el Caribe, no cesa la intromisión y manipulación de los EE.UU., apoyado por la reacción venezolana, sembrando la animadversión y la CIZAÑA, entre ciertos sectores de la población.
Caso concreto: Cuando el propio Donald Trump, por teléfono, designó al desvergonzado y deleznable Juan Guaidó, “presidente encargado” de Venezuela; acostumbrados a tratar a las naciones de América Latina, como latifundios de sus magnates.
Ahora bien: ¿Qué pasa en Venezuela? ¿Qué se esconde tras el escándalo de las actas de los sufragios presidenciales en Venezuela? ¿Qué pretende la derecha?
Queda claro, entonces, que el legítimo CNE de Venezuela, acatando lo dispuesto en su Ley Orgánica de Procesos Electorales, en su artículo 125, que ordena la publicación de los RESULTADOS de los procesos electorales: NO SE PUBLICARON LAS ACTAS, SINO LOS RESULTADOS.
Tercos los líderes de las derechas venezolana e internacional, pues ya se ha hecho público que Corina Machado, Edmundo González y sus adláteres, alteraron datos, PRESENTARON ACTAS ADULTERADAS Y FALSIFICARON FIRMAS. Divulgando como ciertas, sin ningún rubor, tales prácticas inmorales y/o delictivas.
Por lo anteriormente descrito y en el marco del “CONGRESO MUNDIAL CONTRA EL FASCISMO NEO-FASCISMO Y OTRAS EXPRESIONES SIMILARES”, efectuado en la ciudad de Caracas de esa República Bolivariana; y, ante todo y sobre todo, porque mañana VIERNES 10 de este mes asumirá la Presidencia NICOLÁS MADURO, para un período más; indudablemente, lo que los Estados Unidos y sus marionetas quieren: ES DAR UN GOLPE DE ESTADO ESE DÍA, EN VENEZUELA.
Atroz geopolítica basada en la “Doctrina Monroe” (S. XIX) o en la ley del “Gran garrote” o “Plan garrote” en inglés Big Stick (a partir del S. XX) para defender los intereses –en términos generales- de los Estados Unidos; y con ese mismo fin: para detener los PROCESOS REVOLUCIONARIOS, de LIBERACIÓN NACIONAL de América Latina, del Caribe y del resto de los Continentes.
De tal manera, arrogándose el papel del gran defensor de la democracia o del poderoso POLICÍA DEL MUNDO, recurriendo a los métodos y procedimientos más antidemocráticos, derrocó con un GOLPE DE ESTADO, el primer gobierno socialista de América, que llegó por la vía electoral de forma pacífica, constitucionalmente, legal y legítimamente en CHILE, encabezado por el Heroico Dr. Salvador Allende, siendo asesinado durante el fatal golpe, por el ejército chileno fascista: el 11 de septiembre de 1973.
Aunque el Pentágono, el “Tío Sam”, la señora Corina Machado y el señor Edmundo González Urrutia, traten de ocultarlo; lo obvio es que sus objetivos verdaderos son APODERARSE de los 303.806 MILLONES DE BARRILES DE PETRÓLEO que Venezuela posee de reservas probadas. Y, desde luego, gobernar al país para beneficiar a sus amos del imperio capitalista y a la oligarquía venezolana.
Evidentemente, tampoco dicen que aspiran a derrocar al Presidente Nicolás Maduro, para apoderarse del ORO en abundancia que allí existe; del TORIO, sustituto del URANIO para producir ENERGÍA NUCLEAR; del COLTÁN, necesario en la industria aeroespacial y para la comunicación; de…
Para mayor descaro del intervencionismo directo del imperialismo capitalista, neoliberal y globalizador, pretextando las “acciones amenazantes de Maduro”, Estados Unidos ofreció su “apoyo a Brasil (Presidente Lula da Silva, de origen obrero), así como a Argentina (Presidente Javier Milei, ultraderechista).
Así, Brian Nichols, Subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental de los USA, específicamente: “Declaró su apoyo inquebrantable a los gobiernos de Brasil y Argentina ante las acciones amenazantes de Maduro en Venezuela”.
Y, agregó: “Maduro debe poner fin a su represión e intimidación contra el pueblo venezolano”.
Por su parte, Joe Biden, recibió a Edmundo González Urrutia (líder opositor de la derecha venezolana) para brindarle su apoyo.
Por lo que, ipso facto, el candidato oficial de la derecha derrotado en las urnas, pidió a la Fuerza Armada, defender la soberanía popular el 10 DE ENERO, declarando: “Debo asumir como comandante en jefe”.
Seguramente, sus mentiras, sus antipatrióticas maniobras de “golpe de Estado”, se toparán y estrellarán contra la movilización popular de la Revolución Bolivariana.