No debe sorprendernos, pero sí debemos estar alertas y prestos ante las actitudes y acciones “políticas” de Donald Trump, desde su primer cuatrienio; mismas que no son de ahora. Es una continuidad desde los presidentes que le antecedieron, en el cargo más importante de los Estados Unidos, y de mayor intervención e intromisión en la res pública de los Estados-Nación del esto de los Continentes, basados –esencialmente- en la Doctrina Monroe.
Doctrina expuesta por el Presidente estadounidense James Monroe (1758-1831) en 1823, afirmando que: “Los continentes americanos, gracias a las condiciones de libertad e independencia que han asumido y mantenido, no se pueden considerar en adelante como sujetos de futura colonización por ninguna potencia europea. No obstante, concretando tal doctrina como AMÉRICA PARA LOS AMERICANOS, se ha utilizado para justificar las agresiones imperialistas “gringas” o “yanquis” en México, Centroamérica, Sudamérica y el Caribe.
O más recientemente, en la diplomacia del dólar. Término aplicado inicialmente a la política del Presidente estadounidense Taft (1909-1913) en China, aunque ya estaba en práctica en las decisiones del Presidente Roosevelt (1905-1909) en el Caribe. Taft afirmó en diciembre de 1912 que su política era “sustituir las balas por los dólares” y que se trataba de una política “basada en los sentimientos humanitarios idealistas como en los dictados de una política y estrategia correctas y con objetivos comerciales legítimos”
Esa GEOPOLÍTICA Y GEOECONOMÍA se ha retomado y se considera como cualquier medida económica de los USA, que adopta para su aplicación en el resto del mundo. Ahora, hasta en Europa.
Situándonos en el S. XX y lo que va del S. XXI, acorde con lo narrado líneas arriba, nos centraremos en las “maldiciones y las hazañas de El Petróleo” que junto con el gas natural, han sido los combustibles que han puesto en marcha para bien o para mal, al mundo contemporáneo, constituida en una materia prima de creciente importancia para la industria química –entre otras- y el material estratégico primordial para las actividades militares. Ningún otro producto del subsuelo como el “oro negro” atrajo y atrae a los capitales imperialistas extranjeros, ni existe otra fuente de tan enormes ganancias.
El petróleo es la riqueza más monopolizada por el imperialismo capitalista, preeminentemente por los USA. De tal manera, no hay empresarios transnacionales que disfruten del poder político que ejercen, a nivel mundial, las grandes corporaciones petroleras.
Así, por ejemplo: La Standard Oil y la Shell levantan y destronan reyes y presidentes, financian conspiraciones palaciegas y GOLPES DE ESTADO, disponen de innumerables generales, ministros y demás TRAIDORES NATIVOS o AUTÓCTONOS que en todos los países y en todos los idiomas deciden el curso de la GUERRA y la “paz”.
La Standard Oil Co. De Nueva Jersey que es la mayor empresa industrial del mundo capitalista; y fuera de los EE.UU. la también poderosa Royal Dutch Shell, con sus filiales venden el petróleo crudo a las subsidiarias, que lo refinan y venden los combustibles a las sucursales para su distribución. Además posee los oleoductos y gran parte de la flota petrolera en los SIETE MARES; manipulan los precios a escala mundial, para reducir los impuestos a pagar y para aumentar sus ganancias. Por eso, el petróleo crudo aumenta siempre, no así el refinado.
Precisamente la poderosa nación que envalentonadamente volverá a gobernar Trump, fue y sigue siendo la principal productora e importadora de petróleo del mundo. En la época en que la mayor parte del petróleo crudo que vendían las corporaciones provenía del subsuelo estadounidense, el precio se mantenía alto; y durante la Segunda Guerra Mundial, los USA se convirtieron en importadores netos, y el cártel comenzó a aplicar una nueva política de precios: la cotización se ha venido abajo sistemáticamente.
Vaya, curiosa inversión de las “leyes del mercado”: el precio el petróleo se derrumba, aunque no cesa de aumentar la demanda mundial, a medida que se multiplican las fábricas, los vehículos y as plantas generadoras de energía.
Otra paradoja: aunque el precio del petróleo baja, sube en todas partes el precio de los combustibles que pagan los consumidores. Definitivo: el negocio del petróleo en el mundo capitalista está, como se ha descubierto, en manos de un cártel súper poderoso.
El cártel nació en 1928, en un castillo del norte de Escocia, cuando la Standard Oil de Nueva Jersey, la Shell y la Anglo-Iranian, hoy llamada British Petroleum, se opusieron de acuerdo para dividirse el Globo Terráqueo. Incorporándose posteriormente la Standard de Nueva York, de California, la Gulf y la Texaco.
Desde entonces, la estructura del cártel implica el dominio de numerosos países y la penetración en sus respectivos gobiernos; el petróleo empapa presidentes y dictadores, y acentúa las deformaciones estructurales, culturales de las sociedades, de los pueblos que “conquista” y pone a su servicio.
Son las transnacionales quienes deciden, con un lápiz sobre el mapamundi, cuáles han de ser las zonas de explotación y cuáles las de reserva, y son ellas quienes fijan los precios que han de cobrar los productores y pagar los consumidores.
Eso explica que el petróleo y el gas como riqueza natural de los países latinoamericanos hayan sido objeto del asalto y el saqueo organizados. Como el caso concreto de Venezuela por años convertida en el principal instrumento de su servidumbre política y su degradación social; por fortuna, realidad superada con el triunfo de la Revolución Bolivariana.
Y debido a las actuales amenazas de todo tipo del Presidente Trump, y ante la aprobación de sus políticas por algunos “mexicanos mal nacidos”, es imperativo retrotraer los siguientes hechos:
Con motivo de la NACIONALIZACIÓN PETROLERA EL 18 de MARZO DE 1938, por el Presidente de los EUM, Lázaro Cárdenas del Río, entre 1939 y 1942, el cártel encabezado por la Standard Oil de Nueva Jersey y la Royal Dutch Shell, dispusieron el bloqueo de las exportaciones mexicanas de petróleo y de los abastecimientos necesarios para sus pozos y refinerías… Continuaremos en la segunda parte.