Ciudad de México.-"Traigo conmigo 50 mil pesos en efectivo, comadrita. Se los daré si me permite realizar un anhelo largamente acariciado: hacer el amor con usted". Doña Coleta se sorprendió al oír ese insólito ofrecimiento que le hacía el compadre Salacino. Al principio sintió el impulso de indignarse, pero luego vinieron a su mente las imágenes de aquel bolso de lujo, de aquellos zapatos caros, de aquel collar perlino, y aprovechando la ausencia de su esposo aceptó la lúbrica proposición del visitante. Cumplido el trato el compadre le entregó el dinero, y se retiró satisfecho. Poco después llegó el marido de doña Coleta. Le preguntó: "¿Estuvo aquí el compadre Salacino?". Apenas pudo ella disimular el nerviosismo que aquella pregunta le causó. "Sí, sí estuvo -contestó tratando de ocultar su turbación-. ¿Por qué me lo preguntas?". Explicó el esposo: "Es que hace tiempo le presté 50 mil pesos, y me dijo que hoy me los dejaría aquí contigo". El socio del club nudista se dirigió, inquieto, al mesero del restorán: "¿Tienes paperas?". "No" -respondió el hombre. Inquirió el socio: "¿Y esas inflamaciones que presentas?". Replico el camarero: "¿Dónde quiere usted que me guarde las propinas?". En el Bar Ahúnda el labioso tipo intentó trabar conversación con la bella dama que bebía a su lado. "¿Puedo saber cuál es tu signo?". Respondió ella con una sonrisa profesional: "El de pesos". Pirulina desposó a un patrullero de caminos. El acto de consumación del matrimonio duró exactamente 32 segundos. Le dijo Pirulina al prematuro galán: "¿Y tú eres el que multa a las personas por exceso de velocidad?". Pistela, linda joven, aceptó la invitación que le hizo Libidiano de visitarlo en su departamento. Llegada ahí le pidió: "Prepárame una taza de café bien cargado". Le advirtió Libidiano: "Son las 11 de la noche. Si a estas horas tomas café se te irá el sueño". "Precisamente -acotó Pistela-. Le prometí a mi mamá que no dormiría con hombres". Don Algón era lo que antes se llamaba un viejo verde, o sea un hombre de muchos años que a pesar de su edad aún buscaba mujeres. Conoció a una de frondosos atributos físicos, y a fin de ganarse su favor le regaló un abrigo de visón. "No soy lo que usted cree" -le dijo ella. Don Algón se turbó. Completó la mujer: "Soy dos tallas más grande". Candidito, joven varón sin ciencia de la vida, iba por ella -por la vida- con una inocencia columbina. Se prendó de una chica de buenas prendas físicas, y le confió a un amigo: "Estoy enamorado". Quiso saber el tal amigo: "¿De quién?". Respondió Candidito: "De Colchona. ¿Crees que si le pido que me ame me amará?". "Claro que sí -le aseguró el otro-. ¿Por qué haría una excepción contigo?". Pepito le pidió a su mamá que le comprara una sandía. Le informó: "Es para llevársela a mi profesora". "¿Por qué una sandía?" -se extrañó la señora. Le explicó Pepito: "Ayer le llevé una manzana y me dio un beso. Quiero ver qué me da si le llevo una sandía"... Un astronauta llegó a Marte. Lo primero que vio fue una hermosa marciana con cuerpo igual al de las mujeres de la Tierra que meneaba un perol puesto al fuego. Le preguntó: "¿Qué haces?". Respondió ella: "Hago un bebé". En efecto, a poco menear apareció un robusto bebito. El astronauta, excitado por la belleza de la alienígena, le dijo: "¿Quieres saber cómo hacemos los bebés en la Tierra?". Contestó la marciana: "Me gustaría saberlo". El astronauta procedió entonces a hacerle una cumplida y apasionada demostración. Al terminar el acto la alienígena le preguntó: "¿Y el bebé?". Contestó el hombre: "Tarda en nacer". Le dijo la marciana: "¿Y entonces por qué dejaste de menear?". FIN.

MIRADOR
Por Armando FUENTES AGUIRRE.
HISTORIAS DE LA CREACIÓN DEL MUNDO
Algunas criaturas de las recién hechas por el Padre hicieron fila para presentarle sus reclamaciones. Le dijo el elefante:
-¿Por qué me diste esta trompa que me hace ver ridículo?
Le explicó el Señor:
-Es para que puedas beber agua sin tener que agacharte.
La jirafa preguntó:
-¿Por qué me pusiste un pescuezo tan largo?
-Para que puedas alcanzar las tiernas y sabrosas hojas altas de los árboles.
La gallina le pidió, malhumorada:
-O haces más pequeños los huevos que pongo, o haces más grande el conducto por donde los pongo.
¡Hasta mañana!...

MANGANITAS
Por AFA.
". Con las lluvias no faltará el agua.".
Rascándose la cabeza
un sujeto comentó
algo que comparto yo:
-Que no falte la cerveza.