Trump no ha podido imponer los aranceles a México y esto es así, porque a la presidenta le asiste la razón, tiene de su lado la razón y con los datos exactos del combate al fentanilo, además tiene el arte político y científico para convencer con pruebas y hechos a Trump. Esa forma de convencer y negociar, tiene atado de manos a una personalidad impredecible y falta de palabra como Trump. El nuevo acuerdo de la presidenta y de Trump favorece a ambos países: los aranceles no serán aplicados a todos los productos incluidos en el T-MEC. El acuerdo hace que todo seguirá como estaba antes del 20 de enero.
Prima facie, los impuestos de difieren un mes, hasta abril, pero más allá, dijo Trump que no va a perjudicar a las industrias automovilísticas estadounidenses asentadas en México. Por lo tanto, en sana lógica es dable concluir que el T-MEC va a seguir firme.
Con ese acuerdo Claudia Sheinbaum refrendó al apoyo de más del 85% que tiene de los mexicanos; pero Trump está desaprobado por su pueblo, con solo el 47% de apoyo a su gestión. E internacionalmente está considerado como el enemigo número 1 del mundo.
También es cierto que la inflación y la estrepitosa caída de las bolsas, aunque Trump diga que eso no le interesa, “porqué las bolsas las manejan los globalistas para golpearlo a él”, la verdad es que ningún gobernante come lumbre, y el no aceptar que sus decisiones imprudentes, han ocasionado pérdidas de miles de millones de dólares en las bolsas a la oligarquía que lo llevó al poder. Y es claro que esas caídas de las bolsas, lo están impresionando. De ahí vino una disminución a la agresividad de sus discursos y menos órdenes ejecutivas de carácter financiero.
La realidad es que los mercados ya no le creen a Trump. Ya no quieren invertir como antes del 20 de enero. Los grandes inversionistas no quieren meter su dinero bueno al malo. Ya no le creen. Nadie le tiene confianza. Es la incertidumbre pura, tomando lesivas decisiones en la Casa Blanca. Los indicadores avisan de que la desconfianza de los mercados, van rumbo a una recesión, Y todo debido a la incertidumbre y la desconfianza a su errática personalidad.
Se pensó en un primer momento, que tomó la decisión de imponer aranceles, por “las afrentas” que le hicieron los demócratas en el pleno del congreso. Pero él siempre ha sido así, para incumplir su palabra.
Fue lo que destanteo en un primer momento a la Presidenta de México, pues su esquipo negociador, ya había amarrado el compromiso con los Trumps, de que no iban a imponer los aranceles. Sin embargo, algo falló allá. Y vino Trump, otra vez agrediendo al país con su discurso racista y proteccionista. Y puso a sudar frío a los mexicanos. E inmediatamente, ya nos organizábamos a responder duramente a Trump.
Pero con una llamada telefónica se impuso la irresistible racionalidad científica, probada con hechos, de la presidenta de México. Y se terminó la amenaza arancelaria temporalmente, pero con tendencias a ser permanente.
Respecto a la guerra en Ucrania, todos vimos la pelea de Trump con Selensky en la oficina oval y por el cual lo corrió, “sin dejarlo terminar el desayuno”, de la Casa Blanca. Pero poco después Trump dijo que recibió una carta en la que expresamente le pide perdón y le dice que “ya está dispuesto a ceder urgentemente las tierras raras” a Trump.
Sin embargo, cuando se lee por encima la carta del payaso ucraniano, cualquiera con sentido común, se da cuenta inmediatamente que es un manojo de trampas y engaños por todos sus párrafos, dirigidos a Trump y a Putin. Fácilmente deja ver que su finalidad no es firmar la paz, sino ganar tiempo, para recibir las armas de la UE y no entregar las “tierras raras” a nadie.
Lo cierto es que, hasta hoy, Donald no ha podido imponer sus cartas ejecutivas como si fuera el “rey del mundo”, al pueblo de México, que no está dispuesto a acatar sin luchar, las órdenes del que se autonombró como “rey Trump”.
Por otro lado, el PRIAN sigue tratando de usar a Trump contra México. En su mortal debilidad, han llegado a distribuir la loca idea de “erigir a Trump como el líder que el PRIAN esperaba, para descarrilar el proceso de transformación del país” que impulsa Morena. Sin darse cuenta que es una idea muy “loca”, muy contraproducente, ya que Trump hoy más que nunca, está considerado como el enemigo número 1 del pueblo mexicano. Por eso es imposible entender la lógica del PRIAN.