Estimados enemigos de la democracia y de la libertad
Los acarreados –quienes son trasladados a pie, en trocas, coches de alquiler, camiones, con el propósito de adornar algún evento partidista, quedar bien con un superior o un partido, dejarse llevar a las casillas una o varias veces para que vote por tal o cual candidato o partido, con o contra su voluntad, mediante un pago o gratificación o sin ella- son tan antiguos como el priismo. Se supone que fueron precisamente los tricolores quienes los inventaron para quedar bien con el presidente, después con el gobernador o los alcaldes. Las primeras víctimas fueron los burócratas y los sindicatos blancos o paleros que obligaban a sus agremiados a asistir so pena de hacerles saber los rigores de la cláusula de exclusión y descuentos de días de salario por desobedecer. La organización es magistral. Cada líder de asociación de todos los niveles debía comprometerse a llevar “x” número de personas. Trasladarlos, acomodarlos en los sitios previstos y sobremanera no permitir se retiren antes de concluir el evento. Estas prácticas hoy tienen vigencia absoluta.
Ser acarreado o acarreador es, en ambos casos, indignante. Si es lo segundo es comprar, lucrar con las necesidades, el hambre, la pobreza, la desgracia, la ignorancia, por unas horas, las voluntades de personas que deben llevar camisetas, pancartas, cartulinas, gorras y gritar porras y alabanzas y vociferar consignas que ni ellos se las creen. Colaborar en esa misión es tener poca progenitora. El costo en tiempos de la 4T es un frutsi, un sándwich, un gansito Marinela y doscientos, trescientos, o quinientos pesos. Si la manifestación es en el Zócalo de la Ciudad de México son trasladados en autobuses desde sus –en ocasiones lejanos- lugares de origen. La voz oficial afirma que ellos mismos se organizan para rentar los camiones e irles a rendir pleitesía a sus líderes. Se hacen como el tío Lolo, ni quién se las crea.
Si un seguro servidor, por más que admirara a Claudita, no me reuniría con cincuenta amigos para arrendar un ómnibus, pasarme 20 y más horas de camino. Que el vehículo se estacione en Avenida Reforma, caminar hasta la plaza principal de la capital del país, llegar tres o cuatro horas antes del inicio del evento, permanecer de pie o sentarme en el suelo, soportar el calor, frío o lluvia, ponerme de pie cuando la presidente se aparezca. Soportar lleno de envidia que cerca del templete sí hay carpas y sillas para los invitados de honor. Aplaudir con desgano y caminar otra vez hasta el autobús para regresarnos otras 20 horas con la satisfacción de… ¿de qué? de hacer ese gasto solo para… ¿Para qué?
Ahora el tema de los acarreados está en boca de todos porque será la manera en la cual la elección del poder judicial no sea un fracaso total. Los líderes de las colonias los llevarán a las casillas y en camino les entregarán unos numeritos que deben apuntar en las boletas de votación. Luego les corresponderá tomarle una fotografía al sufragio para después demostrar que sí votó como le ordenaron. Si está convencido de sus preferidos, perfecto, pero si no lo está y fue porque le pagaron, por miedo, o lo amagaron con eliminarlo de la nómina del bienestar, después de capturar la imagen raye los números señalados, o corte ese pedazo de la hoja o rómpala en pedazos que disimuladamente depositará en la urna.
No estamos en contra de quienes se postularon, sino en la farsa que secundan. Los votos no los contarán los representantes de casillas, sino en lo oscurito. Esa es la democracia que la 4T nos promete. Este es solo un ensayo. Los ganadores ya están definidos. Si tiene que ir, sí o sí, a votar, manche el proceso, pero deje limpia su dignidad.
Atentamente
El pueblo que piensa
Mi álter ego les sugiere a la CNTE que tomen las instalaciones del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, así no afectará a quienes no tenemos nada que ver con su conflicto y golpeará el ego de los morenistas. Y una ventaja enorme, el famoso AIFA por fin tendrá público, pasajero sin vuelo, pero por algo se empieza. También pueden clausurar la Refinería Dos Bocas, el Tren Maya y las Islas María Resort Boutique.