Siempre los clásicos. Hay que volver a los clásicos; esos que siempre están en la biblioteca, los cuales en momentos de necesidad, siempre estarán disponibles en tiempos de necesidad.
La política pierde rumbo cuando se olvida de ellos. La Odisea de Homero nunca pierde vigencia y es la columna vertebral de la narrativa moderna, además de ofrecernos lecciones importantes.
En La Odisea, Penélope es la esposa de Ulises, quien los esperó muy pacientemente por dos décadas hasta que su marido regresó de la Guerra de Troya.
La historia de Penélope es como un corrido de amor y lealtad que muy bien puede aplicarse a los tiempos actuales de la política.
Vamos a cambiar un poco la historia: Ulises, en vez de ser el marido de Penélope, sería la gubernatura de Chihuahua. La elección del 2027 sería la guerra de Troya, la cual aún no empieza formalmente.
Penélope serían todas y todos los que aspiran a ser gobernadores o gobernadoras del estado más grande de México.
Los pretendientes de Penélope, serían esos asesores y equipos que la presionan para que vaya y busque a Ulises.
Los pretendientes le decían: "Penélope, Ulises no va a volver de la guerra, ¡hay que ir a buscarlo!

Penélope, con una sonrisa de esas que matan, les respondía: "No, gracias, señores. Estoy esperando a que llegue, y nada me hará salir en su búsqueda todavía”.
Un día, los pretendientes se impacientaron y le dijeron: "¡Ya estuvo suave, Penélope! ¡Urge que definas si aún quieres a Ulises y manda un mensaje contundente de que comenzarás una expedición para encontrarlo".
Fue cuando Penélope, descubrió que tenía dos voces consejeras: quien urgía definir una ruta para ir en pos de Ulises y la otra que le pedía paciencia y respeto a los tiempos de la guerra.
Con una astucia de esas que solo las mujeres mexicanas tienen, les dijo: "Bueno, bueno, señores. Les prometo que cuando termine de tejer una manta tan grande como Chihuahua, iré en pos de Ulises”.
Los pretendientes se quedaron contentos, pensando que ya era tiempo de reclamar lo que pensaban ya tenían ganado: la llegada de Ulises.
Pero, de día, la voz impaciente de Penélope era le aconsejaba tejer y tejer, a gran velocidad, pero de noche, la voz paciente se levantaba y deshacía todo lo que había hecho.
Y así pasan los meses, los pretendientes esperando y Penélope tejiendo y destejiendo, cometiendo errores por la impaciencia y equilibrando yerros cuando la paciencia le regresaba la cordura.
En el contexto inmediato chihuahuense, hace unos días, en el desfile por la celebración de un aniversario más de la Revolución Mexicana de 1910, un contingente irrumpió con una lona (lo cual no es nuevo) con una leyenda inesperada: ¡Marco vamos por knockout en el 27!
Inmediatamente regresamos al cuento griego de Penélope como un personaje de muchas caras, adaptado a los y las aspirantes a la gubernatura; siendo Marco Bonilla, la cara de Penélope en esta ocasión.
Según registros periodísticos, el momento fue incómodo para las y los presentes, especialmente para quien ostenta el poder estatal, Maru Campos, pues se interpretó como una falta de respeto hacia ella y la investidura al politizar un evento eminentemente cívico.
¿Qué pasó realmente? Nunca lo sabremos, pero lo que importa es la percepción que dejó el hecho: que fue una acción planeada y ejecutada por el equipo del alcalde de la capital del estado que salió mal. Esa percepción se refuerza con las declaraciones de Maru Campos calificando el acto como una falta de respeto y la falta de reacción inmediata del alcalde capitalino para deslindarse aprovechando la cobertura de los medios de comunicación en el desfile.
Si fue una acción concebida por el equipo de Bonilla o no, lo deja en una situación incómoda: si no sabía, da la percepción de que no hay control en su equipo. Y si conocía del hecho, pues peor, porque el resultado salió y se percibió mal en el círculo rojo. La gente ajena a la política no hizo mucha conversación pública al respecto.
Y así, como nuestra Penélope de hoy, que un día cede a la presión de la impaciencia, Bonilla y todas y todos los aspirantes tienen que entender que, no por mucho madrugar amanece más temprano.
Y especialmente entender que hay gobernadora al mando.
ESPRESSO COMPOL
La política es como un juego de fútbol, donde la forma es el balón y el fondo es el gol. Si no sabes manejar el balón, no metes gol, y si no metes gol, te quedas en la banca. Así de simple.