Como nunca antes se había visto, las protestas y manifestaciones han arreciado. No se trata de una agrupación o asociación que organiza una marcha a favor o en contra de una causa; sino de toda una sociedad inconforme, que ha llegado al hartazgo.
Las decisiones que ha tomado en los últimos siete años, la mal llamada “cuarta transformación”, ha venido afectando de uno por uno a todos los sectores. Somos cada vez más, quienes sufrimos las consecuencias.
Todo se ha estado orquestando con un plan trazado, (un plan malévolo), por esa clase política “populista”, que arrebató el poder, no para ayudar a los desprotegidos, sino para convertir a México en una dictadura; en un territorio sometido, no a un militar (como ha ocurrido en otros países), sino bajo el mando de quienes le rinden pleitesía a los patrones reales, entiéndase los cárteles.
Haber desaparecido lo que era la “policía federal de caminos” y convertir los organismos de seguridad en una “pseudo Guardia Nacional”, tiene que ver con quitar vigilancia en las carreteras, para que los narcotraficantes tomaran posesión absoluta; eso ha derivado en asaltos, homicidios y cobro para poder transitar, dañando directamente a los transportistas. En razón de ello, es que es más que legítimo, que ahora hagan plantones, tomen las casetas, los cruces fronterizos y que en más de la mitad de las entidades federativas (se habla de 17 estados), estén llevando a cabo las manifestaciones y bloqueos.
Expreso mi solidaridad plena para con todas las agrupaciones, sindicatos y demás organizaciones de transportistas. Lamentable para quienes andamos comúnmente por los tramos carreteros, sea por trabajo o recreación, que habremos de limitarnos en estos días para esas salidas o que hemos modificado agendas para evitar perder tiempo en traslados; pero como ciudadanos debemos comprender la importancia de estas acciones, así como el grito de ayuda, al que tienen derechos tanto los choferes como empresarios de este ramo.
En verdad, quiero esperar que luego de esto, haya consecuencias positivas; que resulte en algo favorable que les garantice su seguridad y seguir cumpliendo con su trabajo en mejores condiciones. Lo deseo, aunque en términos reales, no es mucho lo que podemos esperar de este narcogobierno insensible.
Y no solo se trata de empresas de fletes y logística; sino que además se suman los productores agrícolas, ganaderos, forestales y demás rubros, -que encuadro en términos genéricos como: campesinos-. Quienes también están haciendo toda clase de concentraciones masivas y marchas, para externar el descontento, sobre todo por lo que se refiere al tema del agua. La intención de Sheinbaum de centralizar -aún más-, las facultades que tiene el gobierno federal, sobre el vital líquido, dañará en muchos sentidos al campo; se prevé con la nueva ley, que al vender una propiedad agrícola, se haga sin la concesión de agua, y ésta le sea devuelta a la Conagua, así, dicho predio perderá valor; lo mismo ocurrirá si el titular fallece, no podrá transmitir a sus herederos sus propiedades junto con el permiso de agua.
Además, se multará a quienes tengan cuerpos de captación de agua pluvial, es decir, un presón, ollas, estanque o abrevaderos, para que beban los animales. Dañando severamente al sector ganadero. Esto es irracional. Pues en todos los ranchos se recurre a esta manera de obtener agua que la propia naturaleza proporciona. Es un sinsentido. Se habla de muchas otras penalidades en contra de los productores. Serán multados, con cifras muy altas, inclusive de millones de pesos, por no cumplir los “caprichos” de la federación.
Así que, es natural que se manifiesten, que pidan ser escuchados; aunque morena y sus aliados hacen “oídos sordos”. Para ejemplo, un botón: regidores (as) priistas en todos los Ayuntamientos de la entidad, están presentando una iniciativa para exhortar al congreso de la unión a que detengan esa Ley de Aguas Nacionales y que se tome en cuenta la opinión de los campesinos -directamente afectados-, la cual está siendo aprobada por mayoría, puesto que las y los regidores de Morena votan en contra, aun y cuando muchos de ellos tienen su origen o se dedican a la agricultura. Ilógico e inaudito. Pero no se atreven a contradecir a quienes mueven su conciencia.
Nuestra gobernadora de Chihuahua, Maru Campos, ha emitido ya un mensaje claro y contundente, con la intención de que los manifestantes y el gobierno de la República lleguen a un acuerdo; pues, señala las afectaciones que ya están padeciendo por los bloqueos y su repercusión en otros aspectos, como el empleo, la economía y la salud. Expresa su solidaridad, pero a su vez su preocupación, para que la entidad siga caminando.
Por otro lado, en algunos puntos del país, colectivos feministas, organizaciones civiles y Amnistía Internacional México, convocaron a la movilización del 25 de noviembre, “Día Internacional de la Erradicación de la Violencia contra la Mujer”, mediante una jornada de protesta denominada “25N”. Obviamente, solicitando la visibilización de todas las modalidades y niveles de gravedad de esto que vivimos día con día, nosotras las mujeres.
No son hechos aislados ni separados; todo es parte de lo mismo. Nos lleva a una sola conclusión, a la que ya habíamos llegado desde hace tiempo, pero que ahora se hace más patente: “vivimos en una narcodictadura”.
Por mucho que la Presidenta disimule, intente minimizar, trate de culpar al pasado, los hechos hablan por sí mismos. El país está convulso, sin orden, sin paz, sin tranquilidad. Todo se le está yendo de las manos. Bien que lo sabe. Aunque siga mostrándose estoica.
Ya es momento, de retomar el rumbo.
Ya es momento…