Procuro ir combinando mis editoriales; una racha de críticas al gobierno federal, luego algo de interés personal, de repente un asunto internacional, después otro variado. En ese orden de ideas, hoy comentaré de algunos datos interesantes en materia de empleo.
En ocasiones investigo sobre algunos temas, que me son de utilidad para las clases que imparto a nivel de Maestría en la UACH. Estaba leyendo sobre las actividades económicas de las y los mexicanos. De ello, escribo este artículo, para la reflexión de mis lectores.
A nivel mundial, el 49% de las personas que trabajan, se ubican en el ramo de servicios (tiendas, hospitales, turismo, etc.); el 28% en actividades productivas primarias, como la cosecha agrícola o la ganadería (sector campesino, pecuario); en tanto que el 23% labora en industrias (fabricación de automóviles, aviones, computadoras, textiles, incluyendo lo referente a agua, electricidad, etc.).
Por lo que toca a México, hay alguna información alarmante, que debemos saber, para no dejarnos engañar.
Desde que usábamos el trueque en la época prehispánica en los “tianquiztli” (tianguis en náhuatl), el comercio de mercancías es una de las actividades económicas de mayor relevancia en nuestro México lindo y querido.
Ya en todas las ciudades grandes, e incluso en localidades muy pequeñas del vasto territorio nacional, hay mercados o vendedores ambulantes.
En mi actividad política y de gestión social, he velado y apoyado los intereses de las y los tianguistas; he tratado mucho con personas indígenas, -tanto Rarámuri, como mazahuas y de otros pueblos-, para ayudarles con diversos programas o peticiones. Debo ser reiterativa, en que los comentarios que enseguida haré, no van en contra -de ninguna manera-, de quienes tienen la necesidad de vender sus productos, para llevar sustento a sus familias. Al contrario, mi solidaridad y buena voluntad para que mejoren sus condiciones de vida.
Ahora sí voy a las cifras, para alcanzar a dimensionar. En México, generamos riqueza mediante nuestro trabajo, poco más de 61 millones (PEA).
Conforme al INEGI, son alrededor de 36.7 millones de mexicanos que se encuentran en la informalidad laboral.
Del total de personas económicamente activas, en 2024, la tasa era de 54.8% y en 2025, va en un 56.1%; lo que se traduce en que hay un alza; lo que indica una tendencia hacia la informalización del empleo. Son más los que se contabilizan como informales, que aquellos que están dados de alta con un patrón, que reciben algún servicio médico, que tienen prestaciones, gozan de derechos. Ese es un problema de fondo.
De nada sirve recibir dinero, de los programas sociales del gobierno, si por falta de acceso a un servicio público de salud, todo se te va en medicinas. Pero ese es otro tema.
Desafortunadamente, no contamos con una economía sólida, mucho menos infraestructura real que permita desarrollo de proyectos. La economía informal alcanza un valor de OCHO MIL BILLONES de pesos, (en el año 2024). Representa el 24.5% del PIB (Producto Interno Bruto). Han de saber, que anteriormente no se contaba con mecanismos de medición, para determinar esa cifra. Esto comenzó apenas en 2003.
Uno de los motivos que orillan a la gente a permanecer del lado de la informalidad, es la carga fiscal elevada; la burocracia y trámites complejos, abonan a ello; y -en alguna medida-, influye también la falta de oportunidades educativas, así como la carencia de servicios básicos en muchas comunidades, obligan a la población a dedicarse a actividades comerciales fuera del marco normativo. Todo lo anterior, conlleva a la pobreza y exclusión.
Ante toda esta información, pierde relevancia, que se diga que en lo que va de 2025, se han creado empleos. Lo cual es incierto. Es falaz. Pues según el propio IMSS, han perdido empleo 140 mil personas en este lapso.
En lo local, el Estado de Chihuahua, se encuentra entre las entidades con alta tasa de informalidad, con un 32.18% (quizá nada grave, comparado con estados como Guerrero, Chiapas o Oaxaca, que traen un 78%).
Ya es momento, de ver por las y los trabajadores. Momento de regularizar las actividades económicas, sin afectar a las y los comerciantes en pequeño. Ya es momento, de acciones contundentes que favorezcan el acceso a servicios de calidad para todas y todos. Momento de proteger a las familias, que menos tienen.
Ya es momento…