Desde que al término de la Revolución Mexicana de 1910-1924, quienes se hicieron del gobierno de México por medio de su fastuoso instrumento el Partido Nacional Revolucionario (PNR), el Partido de la Revolución Mexicana (PRM) y el Parido Revolucionario Institucional (PRI), posteriormente hermanados simbióticamente con los militantes de la derecha fundadores del Partido Acción Nacional (PAN), permaneciendo conjuntamente en el poder político y económico por casi un siglo; no acaban de convencerse, de asimilar que: “No hay mal que dure cien años, ni enfermo [pueblo] que los aguante”.
Siguen sin ¿comprender y entender?, sin aceptar, que visiblemente desde la última década del S. XX y lo que va del S. XXI, la realidad de los EUM, de toda América y del mundo entero, es la de la SUBVERSIÓN, del verdadero CAMBIO y TRANSFORMACIÓN del “orden” político, social, económico, educativo-cultural y hasta religioso, establecido por el imperio capitalista neoliberal y globalizador, por las transnacionales y los oligopolios.
Nuestro país, no podía ser la excepción. Se llegó a pensarse que con la llegada del PAN a la Presidencia de la República en el 2000, con el locuaz Vicente Fox, como primer mandatario, se iniciaría la era de los tan esperados y necesarios cambios para beneficio principalmente de los trabajadores y sus familias del campo y de la ciudad. Política de cambios que proseguiría al hacerse del poder presidencial, el también panista Felipe Calderón, esperanza que “no llegó ni a medias”; que, por el contrario, fue un régimen que decepcionó a casi toda la población.
Para “acabarla de amolar”, en connivencia, en burda tranza, pactan las cúpulas dirigentes del PRI, PAN y lo que queda del PRD (ergo ‘los Chuchos’), para que el tricolor vuelva a tener en sus manos los tres Poderes de la Unión; asumiendo, obviamente, la Presidencia de los EUM. Retroceso que finalmente llevó a la mayoría del pueblo mexicano a votar en el 2018, por MORENA, por la 4 T emprendida y conducida desde sus inicios, por el primer mandatario de la Nación: AMLO.
Como por las vísperas se saben los días, y a sabiendas de que se evidencia que MORENA obtendrá un alto porcentaje de la votación el ya próximo domingo 2 de junio (quizá mayor que la de julio del 2018), asegurando la continuidad del régimen de la 4 T, la oposición del prianrd y sus mecenas de la oligarquía y burguesía nacional y extranjera, han arreciado su campaña de mentiras, denuestos, calumnias, falsedades… A tal grado, que su candidata presidencial, el lunes próximo pasado: “deslizó que no vaya a resultar que el crimen organizado paga la campaña de su opositora Claudia Sheinbaum”.
Aceptando sin conceder, que en “política” eso y más se vale, aunque no sea muy del agrado de hasta respetables simpatizantes o ¿exsimpatizantes? del PRI, del PAN y del PRD, lo grave estriba en que se estuviera pasando de la pelea verbal, de los dichos a los hechos; del insulto a los golpes. Peor, al atentado contra la vida de los adversarios: AL ASESINATO.
Tal como acaba de suceder con Gisela Gaytán Gutiérrez, candidata de MORENA a la alcaldía de Celaya, Guanajuato, asesinada a balazos en un mitin en la comunidad de San Miguel Actopan de esa alcaldía; la cual, “horas antes, durante un recorrido por el Mercado Morelos, criticó la violencia que impera en Celaya.
“Celaya, junto con otros 15 municipios considerados como focos rojos en el país, incrementó sus homicidios de 2023 a 2024, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana federal”. (El Diario, martes 2 de abril de 2024). Se afirma que Guanajuato es un estado en donde el gobernador panista “gobierna pero no manda”.
Según el Laboratorio Electoral, durante este proceso comicial (2023-2024) se han presentado los siguientes hechos criminales: 149 casos de violencia, 50 asesinatos, 21 atentados, 9 secuestros y 69 amenazas Todo ello, hoy por hoy, ha superado los 21 asesinatos que sucedieron en las elecciones del 2020.
Ahora bien, resulta absurdo que a estas alturas del incremento del nivel de conciencia cívico-política-electoral para la construcción de la verdadera DEMOCRACIA PARTICIPATIVA, ante la concentración por décadas del ingreso en pocas regiones y en pocas familias, haya quienes se opongan a los cambios, a la transformación que se requiere en la política de desarrollo y crecimiento económico, para que la pobreza no aumente, ya que la población y sus ingentes necesidades se incrementan día a día, lo que además los puede llevar a estados de inconformidad y desesperación incontrolables.
Que además estén en contra del rescate de PEMEX, CFE, de los ferrocarriles nacionales de México… del incremento a los salarios mínimos, de la pensión universal a los adultos mayores, de las becas a los estudiantes, de… A una inversión pública mayor y bien dirigida y administrada, necesaria para corregir los efectos que provoca el exagerado enriquecimiento de la inversión privada que ha contribuido al desequilibrio estructural de la economía nacional.
Ahuyentado el fantasma del comunismo y del socialismo que todavía algunos trasnochados temen, debe reconocerse que hace décadas sino es que siglos, era impostergable el aumento a los sueldos y salarios de los trabajadores, ya que persiste el máximo beneficio para el dueño del capital que para los que hacen todo con su fuerza de trabajo y no tienen nada; que llegó el momento de que se vigoricen las clases medias y la población trabajadora, especialmente la del campo.
Bien que se esté implementando la política fiscal y la bancaria. Bien que el sector público, el gobierno, el Estado, participe en mayor medida de la riqueza general e incida progresivamente sobre los altos ingresos, para redistribuirlos y extender el beneficio a todas las familias que pueblan el territorio nacional.
Aunque suene reiterativo, es imperativo insistir en que fue necesario lograr el triunfo de la izquierda, de las fuerzas progresistas del país para, en verdad, planificar la vida nacional, su inversión nacional y extranjera, producción y consumo, para beneficio del pueblo y dentro de él, mejorar a los sectores más abandonados.
Por cierto, a inicios del presente año, un añejo dirigente priista a pregunta que me hizo respecto a cómo veía el panorama electoral y contendientes: Le respondí que por lo que se veía y escuchaba, Morena se llevaría de nuevo y sobradamente el triunfo.
Contestándome: ¡que no iba a ver elecciones, que iba a ver levantamiento armado!
Por lo que le sugerí que no invocara lo que para nadie era conveniente, que nuestros hijos, nietos y bisnietos no tenían por qué sufrir lo que pasaron nuestros abuelos y padres, que las nuevas generaciones MERECEN UN MUNDO PRÓSPERO: PLENO DE PAZ Y ARMONÍA.