Muchos creen que el tema de la sequía no es un tema tan delicado aún y cuando escuchamos en los medios de comunicación que nuestro estado está en focos rojos; igual se dice que habrá afectaciones como no se habían visto en al menos la última década, así como también se asegura que el ciclo agrícola 2025 está en riesgo.
Y es que para nadie es ajeno saber, hoy nuestras 10 presas registran los niveles más bajos de almacenamiento; el promedio de todas es del 19.9%, según los reportes de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
Estas cantidades de agua almacenada, no garantizarán el ciclo agrícola para el próximo año, lo que afectará directamente en la cantidad de alimentos, los costos y también la generación de empleos.
Nada más para tener una idea clara de la gravedad de los niveles de agua en las presas, tan sólo “La Boquilla” registra un 15.80% de su almacenamiento total, lo que no sucedía desde los años noventa y que por ende provocará que para este 2025 no abra sus compuertas, lo mismo sucederá con muchas otras.
De las demás, la misma Conagua sostiene que se encuentran en preocupantes condiciones: la presa Francisco I. Madero, mejor conocida como Las Vírgenes, está a un 11.62% de su capacidad; la presa Las Lajas tiene 5.313 Mm3, lo que equivale a un 6.38% y que de hecho, es la que registra el nivel más bajo; así está El Tintero con un 10.33%; las presas San Gabriel con 31.54% y Pico de Águila con 36.80%. En tanto la “Abraham González” registra un 23.08%.
Las dos de nuestro municipio permanecen en niveles de aceptación: la presa Chihuahua está al 50.67% y a un 67.69% la presa El Rejón.
Según fuentes oficiales, esta sequía es la más intensa registrada en los últimos 33 años en todo el estado de Chihuahua. Hasta el mes de octubre del presente año, todo nuestro territorio permanecemos en estatus de sequía y, en 25 de los 67 municipios, está definida como excepcional, es decir, con pérdidas generalizadas de cultivos o pastos, hay escasez total de agua en embalses, arroyos y pozos, y un riesgo excepcional de incendios.
El afirmar que no habrá ciclo agrícola por falta de agua, se refiere a que los cultivos no podrán desarrollarse ni crecer adecuadamente debido a la sequía. Esto se debe a que las plantas no obtienen los nutrientes necesarios para su crecimiento óptimo, lo que disminuye su calidad y rendimiento.
La escasez de agua en este estado tendrá afectaciones en la agricultura que se traducirán en, menos disponibilidad de alimentos y mayor riesgo para la seguridad alimentaria y la nutrición, habrá disminución del rendimiento de los cultivos entre un 20 y 50 % y desde luego una desaceleración del crecimiento de la economía.
La pérdida de empleos en las zonas donde la agricultura es una fuente generadora, también se verá afectada, lo que se traducirá en una disminución de los ingresos en las comunidades rurales.
La declaración oficial de “estado de emergencia” en los 67 municipios de nuestra entidad en voz de la gobernadora de Chihuahua, María Eugenia Campos, hecha durante la sesión del Consejo Estatal de Protección Civil, así como el anuncio de una inversión de 1 mil millones de pesos para el próximo año, confirmó la gravedad de la situación con niveles excepcionales en la zona norte y la Sierra Tarahumara, y niveles extremos en las regiones del centro-sur y noroeste del estado.
Según datos de la Junta Central de Agua y Saneamiento (JCAS), en 2024 se han registrado apenas 227.6 mm de lluvia, una cifra muy por debajo de los 472.8 mm registrados en 2022, esto debido al fenómeno meteorológico de “La Niña” el cual se mantiene activo, lo que implica que las condiciones de sequía y anormales temperaturas continuarán afectando al estado en los próximos meses.
El anuncio de acciones del plan de emergencia, si bien priorizará a las comunidades más afectadas y buscará cubrir las necesidades inmediatas en agua potable, alimentos y servicios básicos, es buena, pero tampoco será suficiente si no se emplean más acciones y que no queden sólo en ayudar a los habitantes que necesitan recibir apoyo de manera prioritaria.
Es necesaria la inversión del Gobierno federal para tratar de reducir el consumo de agua en la agricultura mediante la implementación de sistemas de riego de alta tecnología, sistemas de riego por goteo, almacenamiento de agua en regiones secas, tratamiento de aguas residuales, entre otros.
Como ya lo anuncia el Gobierno, deberá también protegerse la vegetación y reforestar con plantas nativas y, evitar cultivar en laderas con pendientes muy altas.
Deberán protegerse las fuentes de agua naturales y artificiales, además, establecer cultivos de baja demanda hídrica.
Ya es hora de hacer un uso y gestión eficiente del agua con sistemas de riego tecnificados, como el riego por goteo o aspersión, que utilizan menos agua y mejoran la eficiencia en la agricultura.
Se debe modernizar la infraestructura hidráulica para reparar fugas y evitar pérdidas es imprescindible, el uso de aguas residuales tratadas puede destinarse a la agricultura y la industria, el agua de agua de lluvia, a través de sistemas comunitarios y domésticos.
La conservación de los ecosistemas es crucial para enfrentar la sequía como la acción de proteger los cerros en Chihuahua, pero además reforestar estratégicamente con especies nativas resistentes ayudará a proteger las cuencas hidrológicas y prevenir la erosión del suelo.
Se deben proteger los mantos acuíferos mediante prácticas que fomenten su recarga natural, como barreras de infiltración. La adopción de técnicas de agricultura de conservación permitirá mantener la humedad en los suelos y mejorar su productividad.
Hace falta innovación tecnológica y científica pero también la educación y concientización para fomentar un cambio cultural en el uso del agua con políticas públicas y financiamiento, lo cual no puede darse sin el papel del Gobierno que es clave en la implementación de estas soluciones.
Mitigar los efectos de la sequía en el norte de México requiere un enfoque integral para implementar estas acciones, no sólo para enfrentar el problema actual, sino sentar las bases para un manejo sostenible del agua que beneficie a las generaciones futuras, es ahí donde verdaderamente todos deberíamos ponernos de acuerdo y dejar de seguir tratando el problema con un enfoque meramente político partidista.
¿Usted qué opina estimado lector?