“Nadie se mueva, nadie respire, nadie viva sin mi permiso”.
Gabriel García Márquez el Otoño del Patriarca

Esta novela de García Márquez fluye sobre la soledad en la cual se ejerce el poder absoluto; se ambienta en un país caribeño. Recrea –critica, desnuda, reprocha, reprende- a las dictaduras latinoamericanas del siglo XX. Su autor declaró que esta obra es la que más trabajo y esfuerzo le demandó. Simplemente porque deseaba retratar un tirano que no ha existido, no existe y no existirá porque es producto de su imaginación.
Pero, las excentricidades de los dictadores superan la fantasía. “¿Qué hora es?” preguntaba Porfirio Díaz “La que usted guste, señor presidente”. Para autenticar el brazo de Álvaro Obregón –él mismo platicaba el chiste- uno de sus oficiales lanzó una moneda al aire y la mano la atrapó. Nicolae Ceausescu, secretario general del Partido Comunista Rumano, se proclamó presidente diciendo “Un hombre como yo nace cada quinientos años”. Rafael Leónidas Trujillo, dictador de la República Dominicana ordenó que, en todas las iglesias de su país, colocaran un cartel con la leyenda “Dios en el Cielo, Trujillo en la Tierra”. “Después de mí, el diluvio” dijo Luis XV frase en la cual se condensa el egoísmo del poder político. Y, en fin, tendríamos miles de anécdotas análogas.
Dícese que Salvador Dalí dijo “De ninguna manera volveré a México. No soporto estar en un país más surrealista que mis pinturas”. Si Kafka hubiese vivido en nuestro país hubiese sido un escritor costumbrista.
La decisión del Rey T de reformar el Poder Judicial, costará, solo la elección, más de 13 mil millones de pesos. A él le encanta jugar con la suerte. En la Universidad de la Ciudad de México se ingresa por una rifa porque Él dice que finalmente aprobar un examen es una cuestión del hado. Llevó ese modelo a Morena. Así, la elección de candidatos a diputados y senadores se hace mediante un sorteo. Cuando en el 2018 se eligió candidato a la presidencia de la república fue a través del azar. En una tómbola se introdujeron los nombres de los aspirantes y ¡Oh sorpresa! Ganó él.
Y así ocurrirá con los jueces y magistrados. Una vez electos, para simplificar la impartición de justicia, propongo que cuando A acuse a B de digamos, violencia familiar, presente su acusación. Luego irán a una urna donde estarán bolitas con los títulos “inocente”, “empate” y “culpable”. La parte acusadora meterá la mano y mostrará al juez la bola elegida. Si dice “inocente” se dicta sentencia absolutoria. Si “empate” tiene derecho, en un plazo no menor a seis meses, a volverlo a acusar. Pero si dice “culpable” se condenará al acusado a introducir la mano en otra urna en la cual están tituladas las pelotitas con el 5, 10, 15, 20, 25, 30, 35, 40, 45 y 50%. Elegirá una y con eso se determinará el monto porcentual de su salario con el cual reparará el daño moral y material. En menos de una hora ya se habrá resuelto el asunto. Y es que un juicio cuesta mucho dinero. Hay que llevar testigos, evidencias, pruebas periciales, declaraciones de la víctima y del victimario y contratar abogados. Es absurdo porque finalmente si el juez es muy eficiente y el ministerio público todo lo contrario, se perderá el asunto. Si el juez y el abogado defensor son tarados, el resultado es un albur. Si es juez es incompetente y el fiscal inteligente, se le declarará culpable y así.
Todo depende de la suerte. La elección de los dirigentes de su partido fue decido por el destino. En las urnas correspondientes a la presidencia, secretario de organización y secretaría general fueron introducidos los nombres de Luisa María Alcalde, Andrés Manuel López Beltrán y el de Carolina Rangel respectivamente. Extrajeron los nombres de los ganadores y paradójicamente ganaron los tres. Para que no se diga que fueron designados unilateralmente.
AMLO no pierde ningún sorteo ni se equivoca en el resultado de las encuestas. En El Otoño del Patriarca, más solo que nunca, el dictador murió de muerte natural y días después lo encontraron medio comido por los gusanos.
A mi álter ego le preguntaron “¿por qué criticas al sistema político?”. Y responde “antes de que se limite constitucionalmente la libertad de expresión y de prensa y se apruebe la censura. Después veremos qué hacer”.