Ciudad de México.- El imperio de medios de comunicación que heredó Emilio Azcárraga Jean de pronto entró en una espiral en bajada que repercute en las finanzas personales del empresario, pero también impacta en el sector de los medios de comunicación, los servicios digitales y se manifiesta en cierre de canales y despido de trabajadores.
El joven Azcárraga Jean heredó el rol de presidente del Consejo de Administración de Televisa, en ese momento el gigante de las comunicaciones en el mundo hispanoparlante y el mayor productor de contenidos en español del mundo, pero además tenía participación en otros sectores como el de medios impresos, servicios digitales, equipos deportivos de futbol profesional, varios canales de televisión y convenios de exclusividad con los artistas y periodistas de México y de américa.
Pero ese gran imperio, que aparentaba una tremenda solidez económica, al que no le hacía mella la competencia y que era factor trascendente en la comunicación política de México, de pronto entró en un proceso que generó alarma y que de simple bache pasó a convertirse en un socavón de donde no pueden salir.
El impacto es notable, no solamente en las finanzas empresariales, también se reflejan en la fortuna de su dueño. En 2022, la revista “Forbes” valuaba la riqueza de Azcárraga Milmo en mil 184 millones de dólares; para 2023, ese mismo medio muestra que esa fortuna se redujo en casi un 50 por ciento al estimarla en “apenas” 560.99 millones de dólares. Es una pérdida enorme en un periodo tan corto de tiempo.
Muchos estiman que la pérdida de influencia política y la reducción de los presupuestos del gobierno federal para publicidad, fueron un factor determinante. Esa afirmación no se puede desestimar, sobre todo cuando la reducción fue enorme: de mil millones de pesos que llegó a facturar al gobierno de Enrique Peña Nieto, con López Obrador esa cifra se redujo a 112 millones de pesos; eso implica 880 millones de pesos menos.
Y si bien el impacto es enorme, las pérdidas mayores no provienen de la caída en la venta de publicidad al gobierno federal, hay otras empresas ligadas a Televisa que la han jalado hacia abajo y decisiones que han impactado en sus ingresos.
En primera instancia está la caída de suscriptores de televisión de paga en las dos empresas filiales, “Izzi” y “Sky”, esto toma relevancia cuando del lado de la competencia se presenta una mejor gestión empresarial que se manifiesta en un incremento notable de suscriptores de su principal rival que es “Telmex”.
Otro punto a considerar es el crecimiento de otros competidores, como “Bait”, empresa de Walmart México, que llegó a la cifra de 14 millones de suscriptores y el crecimiento exponencia que viene manifestando “Starlink” cuya propietaria es “Space X” que ya cuenta con 150 mil clientes en nuestro país.
Un tercer punto es la competencia feroz que enfrenta Televisa de sus competidores en la proveeduría de internet: Megacable y Total Play, empresas que están plantando cara y dan la pelea como nunca sucedió en el pasado.
Ante este panorama, la decisión fue la de cerrar canales de televisión, cerrar estaciones locales en varias entidades y despedir personal operativo, pero también a una buena parte de su planta de periodistas de alta gama.
El despido de esas figuras de relevancia en la opinión pública se consideró como un ofrecimiento de la empresa al nuevo gobierno.
No puede descartarse que la salida de personajes como la escritora Denise Dresser, la analista Paula Sofía, el escritor Héctor Aguilar Camín, el excanciller, Jorge Castañeda y el columnista Pablo Majluf, se deba a presiones políticas, pero tampoco debe obviarse que los programas donde participaban eran los que menos ratings tienen en la televisora.
Pero incluso cuando a Televisa le va bien, también le va mal. La productora “Endemol” es la encargada del reality “La Casa de los Famosos México” y era de gran impacto con los ratings más altos de la televisión en México y con una facturación semanal en patrocinios que rondaba los 80 millones de pesos.
Pero al sostener a determinados personajes al interior del reality, con el único afán de conservar los ratings, terminó por generar un efecto bumerang que derivó en el anuncio público de varias empresas patrocinadoras que se bajaron de ese barco y lo que era un éxito económico se diluyó y dejó en un problema social a la empresa.
Y como corolario, por si le faltara algo más, la transición gubernamental también es un tema que puede incidir de manera negativas en las finanzas del consorcio empresarial de Emilio Azcárraga Jean, pero no por los contratos de publicidad, sino por las regulaciones que en materia de servicios digitales proyecta el gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo y que pueden ser otro balazo para Televisa.
Como reza una de las “leyes de Peter”: “Cuando las cosas están mal, prepárate porque viene lo peor”.
Opinión
Sábado 07 Sep 2024, 06:30
El gigante Televisa se tambalea
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Rafael Cano Franco
