Dada la relevancia de un caso que se ha hecho viral en redes sociales, me atrevo a escribir al respecto. Debo decirles primeramente, que es un tanto difícil, encontrar las palabras adecuadas, para abordar un suceso tan desgarrador, sin revictimizar y sin afectar a la familia, que ya de por sí, sienten su corazón hecho pedazos. Con el mayor respeto, trataré el tema.
Medios locales de Baja California e incluso algunos nacionales, ya han estado publicando al respecto; a fin de visibilizar lo ocurrido recientemente en un kínder de Mexicali, BC. Con la esperanza y la intención, de que sirva de ejemplo, de lo que NO debería seguir pasando, ni en nuestro país, ni en ninguna parte del mundo.
Se trata de una niña de 3 o 4 años de edad, de nombre Kim, que fue violentada sexualmente, por sus propios maestros del preescolar. Ella misma ha identificado “al hombre malo que tocó sus partecitas”, de nombre Eliseo y a la maestra Haydé, que se taparon para no ser descubiertos, hasta que otros niños también los vieron. Y, -al parecer-, hay otra niña que sufrió lo mismo, por parte de estos agresores.
Desde luego que, como abogada, podría decir, que ha de cuidarse el debido proceso y la presunción de inocencia. Sin embargo, basta con escuchar el audio, que la madre de la menor ha difundido, para comprender su angustia, desesperación y clamor de justicia, al señalar y evidenciar a los “culpables”.
Es más probable, que una niña de esa edad, que ha sido lastimada, -a su manera y con su corto lenguaje-, pueda describir exactamente lo que le hicieron; a que una joven o mujer adulta, pueda mentir al respecto e idear toda una descripción falsa, para acusar a alguien con intención de perjudicarle. Este último comentario, no quiero que se malinterprete; solo lo menciono, porque en un tiempo, a través de redes, entre jovencitas, traían un reto, malsano, de que para ser parte de una comunidad, debían acusar de violación o abuso a algún maestro o familiar, “hasta destruirle la vida”. Así de patético como suena, estuvo pasando en México y quizá en otros países. Eso es otro tema, vuelvo al que hoy nos ocupa.
La madre de Kim, ha estado describiendo en sus redes sociales, lo que la niña le dice. El pasado lunes, 9 de septiembre, pasó por su hija al kínder, la niña se encontraba en el baño, salió y se fueron a su casa. Una hora después, la bebé le dijo que le dolía “allá abajo”; luego de revisarla, se encontró que estaba herida. Así que procedió a llevarla al hospital y luego a la fiscalía para la denuncia correspondiente. Le han estado haciendo pruebas psicológicas y entrevistas, para indagar los hechos. Sin embargo, no hay detenidos aún.
La madre de la niña, Dulce Corona, ha tenido la precaución de grabar sus conversaciones, para llevarle evidencias a la autoridad. Kim se “hace pipí” en brazos de su madre, por el terror que le causa ir al baño. Tiene pesadillas y se despierta llorando y gritando. No puedo ni imaginar lo angustiante que es pasar por algo así.
Es muy lamentable, que haya casos como este. Ahora nos enteramos con mayor facilidad, debido a los avances en la comunicación. Pero, ¿cuántos habrá y no salen a la luz, por el propio temor de las víctimas, que no denuncian; o que son amenazadas u obligadas a callar?
Violencia hacia las mujeres hay en todos lados, de todas las edades, en todos los niveles socioeconómicos, en distintos grados de gravedad, en múltiples modalidades. ¿Cuándo acabará?
Está ahora en el escenario mundial, el caso de una mujer francesa, víctima de violación por parte de su esposo y de otros 80 hombres, que él mismo llevaba a su casa, a tener relaciones con ella. La drogó y violentó durante años. En la mayor impunidad. El acusado, un hombre de 71 años, dice con desfachatez: “soy un violador, al igual que todos los que están en esta sala”.
Ya es momento, de erradicar por completo cualquier forma de violencia, sobre todo tratándose de mujeres y en especial, cuando es hacia las niñas y niños. Momento, de que las autoridades se ocupen de lo importante, urgente e inmediato. Ya es momento, de hacer justicia.
¡Justicia Para Kim!
Ya es momento…