Ciudad de México.- El inicio del 2025 presupone dos grandes retos para el gobierno de Claudia Sheinbaum y todo relacionado con el ascenso de Donald Trump a la silla presidencial de Estados Unidos, que sucederá a mediados de enero y con quien se busca congraciarse a efecto de paliar las amenazas de aplicación de aranceles con las cuales viene amedrantando a sus socios comerciales.
En el caso de México, Donald Trump esgrime como parte de su narrativa que los cárteles de las drogas, particularmente los que trafican fentanilo, deben ser detenidos de lo contrario incursionará a territorio mexicano y los atacará de manera directa.
El otro asunto es la vinculación que el gobierno federal viene manifestando con China y las facilidades que se le dan para que desde territorio nacional se puedan llevar sus productos a Estados Unidos, todo amparado bajo el famoso T-Mec, que entrará en revisión en los meses subsecuentes.
Y más allá de que desde la tribuna presidencial, la señora Sheinbaum Pardo ha mostrado poca intimidación ante las amenazas del futuro presidente de Estados Unidos, hablando de respeto a la soberanía, de diálogo y de que la mejor manera de arreglar cualquier diferencia es la negociación, eso tampoco le ha impedido atender en los hechos la situación.
De pronto empezaron a darse decomisos muy importantes de fentanilo; toneladas en Sonora, en Sinaloa, en Guanajuato y la detención de algunos líderes de cárteles en esas regiones son acciones que pretenden mandar el mensaje de que el nuevo gobierno de México ya abandonó la política de “abrazos no balazos” y ahora se enfrascó en una que no da manga ancha a los grupos delincuenciales.
En regiones como Sonora, de pronto se reforzó la Guardia Nacional y se nombraron jefes de amplia experiencia, con conocimiento de las acciones de inteligencia, pero también con efectos inmediatos en las zonas de operación.
En materia de combate a las drogas, el gobierno de México le estaría diciendo al de Estados Unidos que se ha tomado muy en serio el tema de atacar directamente a los cárteles, que trata de cortarles sus rutas operativas, que los combate desde diversos frentes y que existen resultados inmediatos, con eso trataría de mantener pausada la intención de que personal militar de aquel país venga a poner orden al nuestro.
En lo que respecta a China y al intenso comercio que existe con México, también el gobierno federal empezó un operativo contra comercios o “malls” que operan en diversas regiones de nuestro país y comercian mercancía china, de dudosa calidad, en muchos casos pirata y que ingresó como contrabando.
Se sabe de varios operativos: uno en la Ciudad de México donde se cerró un centro comercial de ocho pisos, donde todo lo que ahí se vendía procedía de China; igualmente en Sonora se realizó un operativo en Hermosillo y Guaymas, en cuatro establecimientos de gran calado donde además de clausurarse se aseguraron más de 150 millones de pesos en mercancía.
El problema es que esos operativos desnudaron también la corrupción que existe en las aduanas de nuestro país; es impensable considerar que esa mercancía ingresó sin que los encargados de los puertos de entrada no fueran sobornados y estamos hablando que se trata de personal militar comisionado a atender esas aduanas.
Sin embargo, la intención del gobierno de México también es dejar claramente establecido que antes de comerciar con China, lo importante es preservar la buena relación comercial que existe con Estados Unidos y que en ese sentido no es necesario aplicar un arancel a ningún producto mexicano debido a que sí se toman medidas contra esas prácticas que adulteran productos y afectan marcas establecidas, algunas de ellas de origen estadounidense.
Pero más allá de eso, la propia presidente Claudia Sheinbaum está preparando un documento donde dejará de manifiesto su intención de afianzar la relación comercial con Estados Unidos y su rechazo a China.
Al parecer en el gobierno de México, finalmente se dieron cuenta que considerar a China una opción comercial similar a lo que representa Estados Unidos, no era más que una ficción y es que China gusta de vender mucho, pero compra poco, en ese sentido nos tendría como mercado, pero ellos no estarían en posición de volverse clientes nuestros.
Con estas acciones, en esos dos rubros, el gobierno de México intenta congraciarse con Donald Trump y así dejar de lado resabios y concepciones erróneas. Si lo logra será un momento de tranquilidad para Sheinbaum Pardo y un remanso para quienes tienen en Estados Unidos su principal mercado de exportación.
Como dicen luego: “no hay loco que coma lumbre”.