Así como Vicente Fernández en una canción nos dice “Hoy platiqué con mi gallo”, pues un servidor “platicó” con Geminis, inteligencia artificial IA, luego le pregunté: ¿Qué te hace sentir la mejor canción del mundo? Respondió: Como un modelo de lenguaje, no puedo sentir emociones como la alegría o la tristeza que una canción puede provocar en un ser humano. No tengo la capacidad de experimentar el mundo de la misma manera que una persona. Sin embargo, puedo proporcionarte información sobre por qué ciertas canciones son consideradas "las mejores" por muchas personas. [1].
Algunas reflexiones al respecto, primera: esa IA es causa de que un servidor reflexione, como efecto producido por la causa, acerca del hecho de que debido a su programación implícitamente afirma que no es inteligencia a modo de aquella con la que cuenta el ser humano, sino solo un modelo de lenguaje, un asistente digital.
Segunda: me lleva como efecto a reflexionar que la IA es reactiva dado que, nosotros somos causa de que otorgue una respuesta; sí, para ello debemos preguntar, al hacerlo esta provee información relacionada con aquello que le estamos preguntando; no intuye, ni discierne como el ser humano, no tiene emociones, no planea, por tanto, no puede experimentar el mundo como lo experimentamos nosotros, solo provee información que obra guardada en servidores distribuidos en todo el mundo.
Bien, te reto a pensar en una canción que hayas escuchado y que te parezca, si no la mejor del mundo, sí una de las mejores; esa canción seguramente ha sido causa de que sientas alegría, tristeza, una conexión con hechos o recuerdos agradables o desagradables, o bien te recuerda que ha sido causa de que en unos momentos hayas sentido ese ritmo pegajoso que te invita a bailar o a cantar ¡fuerte! ¡con ganas! a disfrutar el momento.
Pues así como frente a la IA existe una persona que es causa de que provea la información que tiene a su alcance en relación con la pregunta que se le formula, en la sociedad, en la familia, en el trabajo, la escuela, etc., encontramos siempre causas eficientes, esto es, alguien o algo que con su acción modifica o produce al ser, genera un efecto; así, un carpintero produce una silla, un compositor una canción, una persona es causa de que otra se encuentre en un estado emocional determinado, la novia puede ser causa de que el novio este triste, el esposo o la esposa puede ser causa de una familia disfuncional desintegrada.
Ahora ¡pregúntate! pero con ¡ganas! ¿quién o qué es la causa de tus malas calificaciones en la escuela, de la mala relación con tus papás o hermanos, de la pésima comunicación con tu pareja, de la odiosa y pesada relación ¡de miedo!, con tus compañeros de trabajo? Tal vez responderás: Pues el maestro o yo, otras pensarás: pues yo o mi pareja, pues yo o mis compañeros de trabajo; pues alguien o algo ¿verdad?
Ahora pregúntate ¿Qué pasaría si suprimimos o corregimos una causa? Pues nada, que eliminamos también el efecto, bueno o malo, ¡sí! analiza: si eliminamos la flojera al estudiar y nos aplicamos en el estudio, las malas calificaciones desaparecen y muy seguramente llegarán las buenas; si eliminamos la pésima comunicación y en su lugar plantamos una buena comunicación dejando de lado el orgullito, seguramente la relación de pareja mejorará.
Mira alrededor y seguramente encontrarás que nosotros somos la causa eficiente de que nos vaya bien mal en nuestra vida diaria, ¡sí! hay buenos hijos y seguramente la causa es en su mayoría los padres; hay buenos profesionistas porque hay buenos maestros formándolos; hay producción y progreso en el estado porque hay empresarios y trabajadores apostando al progreso; lamentablemente, también, hay delincuencia porque hay personas que han hecho de esta su forma de vida, son solo causa del desorden y la violencia.
Sabiendo que somos causa de que las cosas mejoren, seamos pues con nuestras acciones diarias causa del bienestar de la sociedad.
[1] https://gemini.google.com/app/4cb8debb0b8847b2?utm_source=app_launcher&utm_medium=owned&utm_campaign=base_all