Ciudad de México.- Lo que viene sucediendo con algunos altos personajes de la vida pública nacional, todos relacionados con el expresidente Andrés Manuel López Obrador, no es obra de la casualidad ni producto de su mala suerte, más parece un plan diseñado estratégicamente para que la actual mandataria, Claudia Sheinbaum Pardo tome el control político de México.
Hay al menos cuatro personajes muy cercanos a López Obrador que son víctimas de sus actos en el pasado reciente: Alfonso Romo, Adán Augusto López, José Rafael Durán Ojeda y Mario Delgado.
Alfonso Romo fue el Jefe de la oficina de la Presidencia, eso lo llevó a tener una enorme cercanía con López Obrador y era uno de sus hombres de mayor confianza para atender a empresarios y analizar planes y proyectos económicos; pero al mismo tiempo y en paralelo, Alfonso Romo era el presidente de “Casa de Bolsa Véctor”, una empresa del sector financiero que se dedicaba a lavar dinero para los cárteles de la droga, “lavaba” las operaciones de compra de precursores químicos a China con los cuales se elaboraba el fentanilo y hasta manejaba cuentas y hacía trasferencias de empresas dedicadas al “huachicol fiscal”.
Alfonso Romo no fue investigado por la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) a cargo de Pablo Gómez, el gobierno mexicano jamás intervino sus operaciones y debió ser el gobierno de Donald Trump quien lo desenmascarara y exhibiera, para que luego se activaran las autoridades mexicanas.
Golpear a Alfonso Romo era darle un fuerte golpe a su amigo y al jefe de Claudia Sheinbaum: Andrés Manuel López Obrador.
Ese escándalo se iba apagando cuando el Ejército Mexicano anunció que se había dictado una orden de aprehensión contra Hernán Bermúdez Requena, secretario de seguridad pública en Tabasco durante el gobierno de Adán Augusto López, que estuvo sin ser molestado hasta que en febrero de este 2025 se le giró orden de aprehensión que no se pudo ejecutar porque huyó del país.
Pero el escándalo detonó en julio, cuando él General Miguel Ángel López Martínez confirmó los rumores de que Bermúdez Requena era buscado por las autoridades mexicanas al tener indicios de que era el líder de un grupo criminal identificado como “La Barredora” cuyo centro de operaciones es Tabasco y opera como una extensión del Cártel Jalisco Nueva Generación.
Dada la cercanía entre Bermúdez Requena y Adán Augusto López, la crisis de inmediato alcanzó al Coordinador de la bancada de Morena en el Senado y lo llevó a ser considerado como el nuevo “García Luna” pero de la Cuarta Trasformación.
En términos políticos no se cuestionó al Coordinador de Morena en el Senado, sino al Secretario de Gobernación de López Obrador y eso volvió a redefinir las fuerzas de poder político y expuso al expresidente a un abanico de señalamientos, desde los que solamente le cuestionaron su permisividad hasta de aquellos que lo acusaron de complicidad.
El caso más reciente es que involucra a José Rafael Durán Ojeda, Secretario de la Marina y Armada de México con López Obrador y quien está metido en el escándalo luego de que sus sobrinos políticos Armando y Fernando Farías Laguna, fueron acusados por la Fiscalía General de la República (FGR) de ser las cabezas de una extensa red de complicidades para traficar con “huachicol fiscal” y que volvió a sacar a la luz pública el nombre del expresidente López Obrador.
Pero hay un caso más que no tarda en detonar y donde el involucrado es Mario Delgado, actual titular de la Secretaría de Educación Pública, pero presidente de Morena durante todo el sexenio de López Obrador.
Mario “El Ojitos” Delgado figura en una serie de carpetas de investigación derivadas de grabaciones, documentos y testimonios de Sergio Carmona, el llamado “Rey del Huachicol”, quien fuera asesinado en San Pedro Garza García, Nuevo León, pero antes financió con más de 60 millones de pesos las campañas políticas de varios candidatos de Morena a Gobernador en Sinaloa, Tamaulipas, Campeche, Baja California y Nayarit.
Sergio Carmona y Mario Delgado habría creado un entramado de distribución de dinero para financiar esas campañas políticas a cambio de recibir favores y posiciones en el Sistema de Aduanas que le permitieran continuar con sus operaciones.
Un acuerdo de esa naturaleza no se puede alcanzar si no se tiene el visto bueno de un personaje político de alto nivel y todo lleva, ¡otra vez!, al expresidente López Obrador.
Derivado de los recientes escándalos de “huachicol fiscal”, ya empezó a circular la versión de que Mario Delgado estaría renunciando a la SEP y con ello evitar que cualquier investigación derivada de esas acusaciones alcance a un colaborador de Claudia Sheinbaum.
No es casualidad que cuatro personajes tan cercanos al expresidente experimenten tantos problemas legales; en cualquier situación es evidente que las investigaciones procedieron y salieron a la luz pública porque la voluntad presidencial fue determinante para que estos temas detonaron en lo público.
Podríamos decir que Alfonso Romo, Adán Augusto López, José Rafael Ojeda Durán y Mario Delgado, fueron acercados a la lumbre de una hoguera por voluntad de la misma presidente Claudia Sheinbaum, pero también hay que precisar que si bien recibieron quemaduras que los han limitado en lo político, todavía no han sufrido laceraciones de tercer grado y eso también se lo deben a la misma Claudia Sheinbaum.
Esta forma de ajustar cuentas, de minar la fuerza del expresidente y de afianzarse en el poder, tendrá su punto culminante el 2027 cuando se renueve la Cámara de Diputados y se elijan 17 gobernadores; por la víspera podemos decir que a Claudia Sheinbaum le tomará dos años para sacudirse las herencias que le dejó sembradas su antecesor y volverá a demostrar el viejo adagio de que “El poder no se pregona ni se comparte, solamente se ejerce”.