Dice una frase célebre: “Para los amigos justicia y gracia, para los enemigos la Ley a secas”, con una muy clara y evidente connotación de favorecer desde el poder a los amigos, frase que, por cierto, el presidente López Obrador utiliza con mucha frecuencia atribuyéndola al Benemérito de las Américas, Benito Juárez García, aunque, en realidad, no hay una sola evidencia o indicio siquiera de que el oaxaqueño la hubiese pronunciado en discurso o comunicado alguno.
Lo cierto es que no hay una sola evidencia, testimonio, documento o vestigio de que Benito Juárez la haya utilizado alguna vez, sin embargo, como muchas de las cosas que dice el presidente, aceptar o no la autoría es más un acto de fe que de investigaciones históricas científicas.
Hay una anécdota del presidente Porfirio Díaz que ejemplifica a la perfección el sentido de dicha frase, por cierto, anécdota bien documentada por varios historiadores (“A los amigos, justicia y gracia; a los enemigos, la ley a secas” – Espinosa, Leopoldo – El Regio - 17/03/2023 - https://tinyurl.com/25xruv9u).
“María Conesa era una cómica fina, y vedette atractiva en tiempos de don Porfirio Díaz Mori. Llegó en 1901 a nuestro país en una Compañía de niños actores y se quedó haciendo obras que llenaban las salas en donde se presentara”.
“Le decían La Gatita Blanca porque ese papel representó en una obra que llevó a La Habana y tuvo gran éxito. María Conesa era la Diva del género chico más famosa en la primera década del siglo XX”.
“Durante las celebraciones del Centenario de la Independencia de México, Porfirio Díaz y su esposa tenían programado asistir a varios teatros de la capital para diversos eventos”.
“Cuando llegó el presidente al teatro donde actuaba La Gatita Blanca, ésta se presentó vestida con un traje de china poblana que tenía bordada un águila, la cual sólo podía usarse en la bandera nacional”.
“Después del acto teatral, María Conesa se acercó a la esposa del presidente y le regaló un abanico. Al día siguiente, en lugar de reprenderla, Porfirio Díaz y su esposa enviaron a la Diva un obsequio que era una foto del matrimonio presidencial firmada por Porfirio Díaz”. Fin de la cita textual.
Pues hagamos de cuenta que “La Gatita Blanca” de Porfirio Díaz es el ahora exgobernador Corral, a quien la administración lopezobradorista le obsequió tremendo paraguas de protección e impunidad para evadir la acción de la justicia chihuahuense, hoy, la 4T le ofrece a Corral un gran manto de protección, igual que entonces Porfirio Díaz a María Conesa.
Como si Chihuahua no fuera parte del territorio mexicano, como si Chihuahua no formara parte del Pacto Federal, ahora resulta que las órdenes de aprehensión debidamente emitidas por un juez de control en nuestro estado, no pueden ser ejecutadas en la CDMX por capricho de las autoridades capitalinas, así nomás, por sus… pistolas.
Cualquier abogado, es más, cualquier estudiante de derecho sabe que una orden de aprehensión emitida por un juez, es un mandato judicial con plena validez en todo el territorio nacional, y cualquier autoridad está obligada, obligada, a prestar la colaboración necesaria para su ejecución, todo lo demás, que si el convenio de colaboración, que si el oficio, que si la autorización, lo que sea, no son más que meros formalismos administrativos que no anulan o invalidan el mandato judicial.
Lo que tenía que haber hecho Ulises Lara, si tantas dudas tenía sobre la autenticidad del documento, o la legalidad del proceso, era asegurar al exgobernador, llevarlo a la fiscalía de la CDMX, verificar todo el trámite y los documentos, y una vez comprobado que todo estuviera en orden, como lo estaba, entregarlo a las autoridades de Chihuahua, pero jamás dejarlo ir porque lo convirtió en prófugo de la justicia.
En efecto, porque jurídicamente hablando, una cosa es impedir el arresto de una persona, y otra más grave es facilitarle la fuga, porque esto último fue lo que ocurrió, me explico.
Técnicamente, desde el punto de vista jurídico, una orden de aprehensión se ha ejecutado cuando el indiciado es ubicado físicamente, se le aborda, se le notifica la orden de aprehensión y los motivos que la sustentan, se le leen sus derechos y se le impide de alguna manera la movilidad, luego entonces, para cuando Ulises Lara llegó al restaurante Gin Gin todo eso ya había ocurrido, es decir, Corral ya estaba detenido por los agentes de la FACH, es decir, el fiscal de la CDMX no impidió su arresto, sino que facilitó y propició su fuga que es muy diferente, y más grave aún, es más, fue cómplice al llevárselo en su propio vehículo oficial.
Lo ocurrido en la CDMX la noche del miércoles 14 de agosto de este año, en el restaurante Gin Gin de la vetusta y tradicional colonia Roma en la CDMX, es tan delicado y grave que, todavía hoy, sigue siendo material de análisis para juristas, comunicólogos, investigadores, académicos y muchos otros especialistas, todos sorprendidos por la simpleza con la que se puede evadir la Ley al amparo de la 4T.
Y es tan grave y serio, que ya el fiscal Anticorrupción de Chihuahua, Abelardo Valenzuela, se apersonó directamente tanto en la Fiscalía General de la República (FGR) como en la misma fiscalía de la CDMX, para presentar sendas denuncias consignando los hechos y exigiendo se procese y sancione a quien resulte responsable.
Evidentemente no pasará nada, porque el manto protector de la 4T les brindará toda la inmunidad e impunidad para que nadie sea molestado o incomodado, no obstante, hayan violentado el Estado de Derecho.
Las dos denuncias presentadas por la FACH en la CDMX son por la comisión de al menos cinco delitos, y por ser vital relevancia transcribo textual parte del comunicado oficial:
“Derivado de los probables hechos delictivos que se suscitaron en contra del personal de la Fiscalía Anticorrupción del Estado de Chihuahua, mismos que tuvieron verificativo en la Ciudad de México el día 14 de agosto del año en curso, mientras se efectuaba el cumplimiento de un mandato judicial. para llevar ante el juez de control al hoy evadido de la justicia de siglas JCJ, por el delito de peculado con penalidad agravada en número de dos, por un envío de $98,600,000.00 pesos y en los que estuvieron involucrados diversos servidores públicos de la Ciudad de México, así como particulares, se informa:”
“Que hace unos minutos, y con fundamento en los artículos 20, apartado C y 21 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, así como los numerales 105, 109, 221 y 222 del Código Nacional de Procedimientos Penales, esta Representación Social presentó dos denuncias en la Ciudad de México, la primera ante la Fiscalía Especializada en materia de combate a la Corrupción de la Fiscalía General de la República y la segunda ante la Fiscalía Especializada en combate a la Corrupción de la Ciudad de México”.
“Lo anterior, para dar a conocer formalmente a la autoridad investigadora dichos hechos probablemente delictivos, a fin de que se sancione a los responsables de tales inéditos e inusitados acontecimientos que se tradujeron en una clara obstrucción de la justicia, mismos que son presuntamente constitutivos de los delitos de tráfico de influencias, evasión, abuso de autoridad, desobediencia y resistencia de particulares, entre otros”. Fin de la cita textual.
Los que se decían diferentes, mejores, honestos, resultaron peores que los que hace 30, 40 o 50 años gobernaban el país, mucho peores, porque no solamente han regresado a esas prácticas solapadoras y fomentadoras de la corrupción, sino que además lo hacen bajo un manto de hipocresía y doble discurso, engañando así a muy buena parte de la población.
Lo que es cierto, y no nos da muchas esperanzas, es que, en Morena, en los gobiernos de la 4T, seguirá habiendo muchas “Gatitas Blancas” como Javier Corral, o como cientos más, a los que se les proteja a costa de lo que sea, aun a costa del malestar social. No hay peor señal que esa.