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Tronó la bomba de los narcocorridos en un concierto de Luis R. Conriquez, interprete de corridos bélicos.

El viernes por la noche durante la presentación del sonorense en el palenque en la Feria de Texcoco, los asistentes al concierto se enojaron y reventaron el show cuando el artista se negó a cantar narcocorridos.

Este lamentable hecho ocurre días después de que el grupo musical sinaloense Los Alegres del Barranco rindieran culto al líder del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), Nemesio Oseguera Cervantes, “el Mencho”, durante conciertos en Guadalajara y Uruapan.

Este hecho motivó que Morena proponga reformar el Artículo 208 del Código Penal Federal para sancionar a quienes promuevan o justifiquen conductas delictivas a través de películas, series de televisión, música, videojuegos u otras expresiones artísticas.

Estos dos hechos se dan en un contexto donde se hace apología del delito y rinden culto a criminales que el gobierno de Trump clasifica como terroristas, y donde el crimen organizado dejó 200 mil muertos tan solo en el sexenio anterior.

Los éxitos alcanzados por grupos musicales en la década de los 70, 80 y 90 como Ramón Ayala y sus Bravos del Norte, los Tigres del Norte, los Huracanes del Norte, Chalino Sánchez, Jesús “el Flaco Elizalde”, coinciden con el crecimiento del cáncer del narcotráfico que ubica a México como el país más mortal del planeta.

Entre los nuevos intérpretes de narcocorridos sobresalen: Luis R. Conriquez, Natanael Cano, Peso Pluma, Tito Doble P, El Komander, Grupo Firme, entre otros.

Hace un par de décadas la radio mexicana dejó de programar en sus estaciones música que hiciera apología del delito.

En la administración municipal de Chihuahua 2010-2013 se dejaron de emitir permisos a artistas y bandas musicales que interpretaran narcocorridos.

Con el alcalde Marco Bonilla reglamentaron aplicar fuertes sanciones para quienes interpreten narcocorridos, pero eso no es todo, a pregunta expresa de alcontacto.com.mx a mediados de 2023, abrazaron la idea de multar a quienes a través de sus canciones ejerzan violencia contra le mujer y la denigren.

Chihuahua es vanguardia para aplicar fuertes sanciones a intérpretes de narcocorridos y de violencia contra la mujer, eso ha sido reconocido por la sociedad, difundido por la prensa de varios países y referido por gobiernos municipales, estatales y actualmente por el grupo parlamentario federal de Morena.

La medida ha generado reacciones por parte de intérpretes que se oponen a las sanciones; sin embargo, siguen presentándose en eventos de la ciudad y pagan sus multas cuando se salen del huacal, dinero que por cierto se destina para apoyar a mujeres víctimas de violencia.

Sobra decir que los que vienen con la intención de trasgredir el reglamento indexan el pago de la multa al costo de las entradas. Ellos, porque casi todos son varones, se van con las alforjas rebosando de millones de pesos.

Pero donde masca la iguana se encuentra precisamente entre los fanáticos de esas rolas que, por millones, siguen a intérpretes de esos géneros musicales sancionados.

La chaviza, de cualquier estrato social, se vuelca por decenas de miles a los conciertos de quienes cantan esas rolas que hacen apología del delito y denigran a la mujer.

Y no sólo son populares en México y Estados Unidos, la onda expansiva de ese género musical ya se hizo presente en el viejo continente y avanza en Asia.

Por si fuera poco, grupos musicales y solistas de origen mexicano son premiados por las poderosas compañías musicales dadas las millonarias reproducciones y multimillonarias ventas en sus plataformas digitales.

Es momento de tomar cartas en el asunto frente al mayor flagelo que padecemos en México que no sólo nos avergüenza a nivel mundial, sino que nos arrebata a decenas de miles de jóvenes que son empleados u obligados a servir a los cárteles de las drogas.

Urge un diagnóstico objetivo y sin contaminación ideológica del fenómeno musical que se nos presenta. Es imperativo implementar políticas que involucren a padres y tutores de familia para concientizar de las funestas consecuencias de rendir culto al crimen y callar la violencia en contra de las mujeres a través de la música, imágenes o cualquier otro medio.

Y si me apuran, impedir que se sigan proyectando en las salas de cines, a través de videos o cualquier material digital donde se siga estigmatizando a la mujer como débil, en escenas donde se caen por torpeza al correr o como servidumbre.

Es cuanto.