En el norte de México se encuentra el estado con la mayor extensión territorial: Chihuahua, el cual comparte frontera con Texas y Nuevo México, entidades de los Estados Unidos. Dicho estado ha sido protagonista en los conflictos armados que le han dado identidad a México: la guerra de Independencia y la Revolución Mexicana. Este último conflicto dio forma al sistema político mexicano, tras terminar la guerra y las posteriores luchas fratricidas de la mano de dos personajes norteños: Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles oriundos del estado de Sonora.
En el centro de la ciudad de Chihuahua se encuentra su famosa catedral, la cual está justo enfrente de la Presidencia Municipal y a un costado el Congreso del Estado. Este último se encuentra justo enseguida de una casona antigua; los separa un callejón en el cual hay una escultura con un rostro en relieve que es soportado por cantera desde el 2013. Diputadas corren todos los días por ahí, legisladores, asesores caminan ignorando al monumento. Es parte de la costumbre ignorarlo. Y se encuentra ahí porque el homenajeado nació justo en esa casona vecina del Congreso de Chihuahua: Martín Luis Guzmán, revolucionario chihuahuense, integrante de la tropa villista. Experiencia que lo llevó a convertirse en un cronista fundamental de la revolución y posteriormente el padre de un nuevo género literario: la novela revolucionaria.
Han pasado varias legislaturas desde 2013 a la fecha y por la calidad del debate, argumentación, se nota que solo muy pocas y pocos legisladores saben quién fue Martín Luis Guzmán y son muchos menos quienes lo han leído; de quien pueden aprender mucho de política y de historia, para de pérdida, dar discursos coherentes.
Su obra máxima y la que funda la novela revolucionaria es “La sombra del caudillo”, la cual se inspira en hechos reales: En 1927, mientras se encontraba exiliado en Madrid, Martín Luis Guzmán se enteró por la prensa del asesinato, en Huitzilac, Morelos, del general Francisco Serrano (secretario de Guerra del presidente Álvaro Obregón y aspirante presidencial) y algunos de sus seguidores más cercanos. Sin Serrano, el gran beneficiario directo de su muerte fue Plutarco Elías Calles, a quien se le despejaba el camino para quedar como aspirante presidencial y quien fue siempre el favorito del presidente Obregón y del célebre “Grupo Sonora”.
A la postre, Calles fue presidente de México y sentó las bases del sistema político mexicano creando al partido único de Estado, el cual tenía sustento ideológico a la Revolución Mexicana y el cual gobernó México desde 1929 hasta el año 2000 sin interrupciones (primero como Partido Nacional Revolucionario; después como Partido de la Revolución Mexicana y luego como Partido Revolucionario Institucional).
La obra maestra de Guzmán tiene lecciones útiles y relevantes para quienes ejercen la política. Si la leyeran aprenderían muchas cosas, pero como en los tiempos estelares de la Cuarta Transformación, el pensamiento crítico no es política pública, aquí van unas lecciones interesantes que deja la novela del chihuahuense:
1. “Jefes y guiadores, si ningún interés común los acerca, son siempre émulos envidiosos, rivales, enemigos en potencia o en acto. Por eso ocurre que, al otro día de abrazarse y acariciarse, los políticos más cercanos se destrozan y se matan”.
2. “De los amigos más íntimos nacen a menudo, en política, los enemigos acérrimos, los más crueles”.
3. “Que hacer justicia, eso que en otras partes no supone sino virtudes modestas y consuetudinarias, exige en México vocación de héroe o de mártir”.
4. “La política mexicana no conjuga más que un verbo: madrugar”.
5. “La magia divina del verbo, que llega al alma por sobre la inteligencia y así convence y arrebata”.
6. “En política nada se agradece, puesto que nada se da. El favor o el servicio que se hacen son siempre los que a uno le convienen”.
7. “En México si no le madruga usted a su contrario, su contrario le madruga a usted”.
En el contexto de la elección del año 2027 en el que se disputarán diputaciones federales, locales, alcaldías y gubernaturas, destaca el caso de Chihuahua, estado en el que gobierna el Partido Acción Nacional en la figura de la primera mujer en ser gobernadora: Maru Campos.
Desde el año pasado y tras la reelección del panista Marco Bonilla como alcalde la capital, del morenista Cruz Pérez Cuéllar como alcalde de Ciudad Juárez y la elección de Andrea Chávez como senadora, la sucesión se aceleró, al mero estilo de Vicente Fox a finales del siglo XX, o al más reciente estilo de López Obrador. El resultado es que, gobernantes (sin importar partido) están dominados por la lógica electoral y (eso comunican) el abandono de las tareas de gobierno. Nadie se salva.
Bardas pintadas de guinda, azul o blanco; vallas publicitarias que anuncian entrevistas (y no tardarán los libros), cientos de encuestas telefónicas y visitas de aspirantes a las colonias; son la constante. Todos los niveles de gobierno de los tres poderes metidos en la lógica electoral.
La opinión pública da por sentado que Marco Bonilla será candidato del PAN y del PRI a la gubernatura y Cruz Pérez Cuéllar lo será por Morena. El sentir de la mayoría varía, dependiendo la cercanía política, incluso Andrea Chávez conserva un grupo de apoyo empresarial importante y presencia en tierra.
Pero, en la discusión pública del momento, sólo hay dos opciones: Bonilla o Cruz. Sería bueno que ambos se dieran tiempo de leer “La sombra del caudillo” y hacer un análisis exhaustivo de sus equipos cerrados de trabajo: ¿quiénes están listos para traicionarlos? Eso es algo tan seguro como la muerte: habrá traiciones de un lado y de otro, ¿quién tendrá la mayor fuga? O peor aún, ¿quiénes ya han traicionado y son el caballo de Troya?
Esto es consecuencia de la mayor lección que enseña el personaje de Axkaná González en la novela de Guzmán: “De los amigos más íntimos nacen a menudo, en política, los enemigos acérrimos, los más crueles”. Y agregaría que se convierten en el arma perfecta para vencer al rival.
¿Tendrán Cruz o Bonilla el talante y valor para hacer dicha reflexión?
En el caso de Andrea Chávez el estilo es distinto: ella suma alguna nueva adquisición hacia su aspiración y rápidamente la hace pública, pero tampoco la deja exenta de hacer una reflexión interna y analizar a su equipo, porque seguramente tendrá traiciones.
No pueden olvidar que, “la política mexicana no conjuga más que un verbo: madrugar”.
¿Madrugará Andrea a Cruz? ¿O vice-versa?
Incluso Bonilla tiene que considerar que el PAN lo puede madrugar y no favorecerlo con la decisión. Así que, no les queda más que aplicar otra de las grandes lecciones de “La sombra del caudillo”: “En México si no le madruga usted a su contrario, su contrario le madruga a usted”.
Y va a ser una lucha de amaneceres para ver quién es el menos madrugado. Y así, veremos replicada esta hipótesis por cada municipio y entidad mexicana que participará en la elección del 2027.

ESPRESSO COMPOL
A pesar de ser una novela que describe la política de otro siglo, sigue tan vigente como nunca y es un clásico… olvidado por una clase política que ha dejado de cultivarse.